Desde aquellos tiempos en que Clyde Snow, el fundador del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), alentó a “excavar de día y llorar de noche”, sus integrantes llevan 32 años trabajando con un bajo perfil.
A pesar de haber viajado por medio mundo, sus rostros y sus nombres son muy poco conocidos, pero el 9 de febrero de este 2016 la historia de los llamados “peritos argentinos” —como ya se les conoce en México— dio un giro. Ese día, dos de sus integrantes, Mercedes Doretti y Miguel Nieva, aparecieron ante una multitud de medios de comunicación nacionales e internacionales, y se convirtieron en noticia. México conoció sus rostros.
Después de un año y tres meses de trabajo que implicaron un peritaje multidisciplinario e integral, los resultados del análisis de los 26 expertos del equipo, dieron una estocada mortal a la llamada “verdad histórica” [versión oficial] sobre un caso abierto que recorre el mundo: la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal “Rural Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, entre la noche del 26, y la madrugada del 27 de septiembre de 2014. Hasta ahora, sólo ha sido posible la identificación de uno de los alumnos, Alexander Mora Venancio, y eso fue posible través de una muestra que no se recogió en presencia de los peritos argentinos y no tuvo cadena de custodia.
El dictamen de 351 páginas sobre su análisis del basurero de Cocula fue contundente: las evidencias científicas recolectadas y los peritajes hechos en ese lugar no respaldan la hipótesis de que ahí se hayan incinerado los restos de los 43 estudiantes, como lo aseguró en su momento, el titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam.
De hecho, este 19 de abril, el EAAF puso a disposición de la opinión pública el peritaje íntegro que hizo con el fin de “generar un debate científico e informado” sobre los hechos.
El equipo trabaja en total secrecía, y suele evitar el contacto con la prensa; pero Doretti y Nieva accedieron a hablar con VICE News. Después de más de dos meses de intercambiar mails y llamados, logramos reconstruir un perfil del equipo multidisciplinario que hizo esta investigación. Así fue como encontramos una serie de currículums que revelan el prestigio y la probidad de estos expertos en dinámica de fuego, criminalística, balística, botánica, entomología, odontología, anatomía, genética, analistas de imágenes satelitales y fotografías.
“Vinieron los mejores que conocemos”, nos dice Miguel Nieva, investigador del EAAF. Los 26 expertos llegaron de Argentina, México, Estados Unidos, Canadá, Uruguay y Colombia. Ellos aplicaron sus múltiples saberes para responder, desde el punto de vista de la evidencia recolectada en el basurero de Cocula: ¿es posible que la noche del 26 al 27 de septiembre del 2014 los perpetradores hayan llevado a los 43 estudiantes, asesinando a quienes habrían llegado vivos, e incinerado los restos de todos ellos ahí? La respuesta es “no”.
El estudio se basó en peritajes realizados en el basurero del 27 de octubre al 6 de noviembre de 2014. Tras cruzar información sobre 138 elementos balísticos, más de 400 artefactos relacionados con ropa y calzado, plantas, insectos; y fotografías satelitales de Human Rights Watch y UNITAR-UNOSAT.
“No estamos acostumbrados a trabajar en casos resonantes, o que estén generando una opinión pública todo el tiempo como éste”, dice Miguel Nieva.
Cuando los convocaron para intervenir en la desaparición de los 43, los forenses argentinos estaban en México trabajando en Proyecto Frontera: un sistema regional forense para búsqueda de migrantes desaparecidos entre Centroamérica, México y Estados Unidos. “Vamos cofundando el Banco de Datos Forense de Migrantes Desaparecidos en sus comunidades o países de origen, y cruzamos esta información con morgues en la ruta migratoria. Este año estaremos tomando muestras y recolectando información en el Banco de Oaxaca, recientemente iniciado”, explica Mercedes Doretti, coordinadora del equipo en México.
“La realidad en México es muy triste. El nivel de errores que hemos detectado [por parte de las autoridades] en muchos lugares, es grave. En otros países estas cosas no pasarían nunca. Las cifras de víctimas son comparables con las de cualquier conflicto armado”, agrega Nieva.
Cocula no fue la primera misión del EAAF con la PGR. Venían trabajando juntos en la Comisión Forense, un acuerdo con una decena de ONGs mexicanas y centroamericanas para identificar a víctimas de masacres: 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas [agosto de 2010];193 personas en fosas clandestinas también en San Fernando [abril del 2011] y 49 torsos aparecidos en una carretera de Cadereyta, Nuevo León [mayo de 2012]. “Del total de 314 víctimas entre las tres masacres, cerca de 200 estaban sin identificar”, dice Doretti.
Actualmente, existe la posibilidad de que el equipo se sume a otro proyecto en Chihuahua, a pedido de organizaciones locales. Y hay otros casos en Guerrero y Tamaulipas.
–¿Uno se acostumbra a trabajar con masacres?
“No, México es un ejemplo de que no te podés acostumbrar nunca. Las cosas que hemos visto, no las vemos en ningún lado”, dice Nieva.
Sin Embargo/VICE