Lo de Andrés Manuel López Obrador diciendo que desconocía el acuerdo firmado por su secretario de Gobernación y los líderes agrícolas de Chihuahua, además de rematar diciendo que son “acaparadores de agua” y que la delincuencia organizada participó en la toma de la presa La Boquilla, simplemente no tiene nombre, o sí tiene pero no lo queremos decir, en caso es que esa actitud no le abonó en nada a lo logrado el viernes pasado, porque de que sabía, sabía, incluso él mismo ha asegurado una y otra vez que de todo se entera el Presidente, precisamente cuando se pone a criticar a sus antecesores, así que le crean sus fanáticos, sin embargo, la bronca es que por enésima ocasión deja la víbora chillando respecto al conflicto del agua, lo cual, dicho sea de paso, le costó la gubernatura a Morena, por lo que chance y ese sea el caso, de que sigue enojado con los agricultores.
Pero quien lo pescó en el aire fue la gobernadora Maru Campos, la cual se mostró tranquila y confiada de la Federación cumpla con su parte del acuerdo firmado por Adán Augusto López, el secretario de Gobernación y hombre de todas las confianzas de López Obrador, quien fue el encargado, junto a Maru, de llevar el diálogo a buen puerto, y aunque AMLO diga que le tiene confianza y lo dejará continuar con ese acuerdo, eso de que él tendrá que revisarlo y de volver a criminalizar las protestas, pues sí debería poner a los agricultores en alerta, pues ya sabemos que el tabasqueño es como la Chimoltrufia.
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En donde las irregularidades y tranzas continúan saliendo a borbotones es en las cuentas que dejó el exgobernador Javier Corral, el cual salió más largo que la cuaresma, y es que no solamente han salido a flote chanchuyos cometidos en las Secretarías de Salud, Educación y otras tantas, sino que se descubrió que Corral y sus cercanos usaban tarjetas corporativas para gastar dinero cuando querían y con cargo al erario, aunque en realidad lo que gastaban eran dineros inexistentes que se acumulaban en las ya de por sí infladísima deuda, pero como de lengua se comía todos los tacos, Corral disfrazaba sus acciones con su falso discurso anticorrupción… así como ya sabes quién.
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Finalmente la sangre no llegó al río en el Tribunal Superior de Justicia del Estado, en donde ayer se esperaba una sesión extraordinaria para sustituir al magistrado Gabriel Díaz por Rafa Quintana en el Consejo de la Judicatura Estatal, sin embargo, los malosos leguleyos revelaron que durante toda la tarde del lunes se estiraron varias ligas en la oficina principal del presidente del TSJE, Pablo Héctor González, quien al parecer sí destrabó los pesares que acongojaban a los que exigían movimientos en el Poder Judicial y a los que pretendían mantener el mismo ritmo… aunque sólo se trate de una tensa calma que pudiera explotar en próximos días.
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Ya son varios los rumores que recorren la Secretaría del Trabajo del gobierno federal en donde despacha, aún, Luisa María Alcalde, hija de la chihuahuense Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional de Morena, de que la mozuela está a punto de salir de esa dependencia federal en donde quien realmente despacha es el padre de ella y esposo de doña Bertha, hablamos del abogado Arturo Alcalde Justiniani… ¿acaso será que esa familia ya está cansando a AMLO o se trata de una estrategia política más? El tiempo lo dirá.
Source: Columna