Afortunadamente el amor no es como lo pintó Gabriel García Márquez en “El amor en los tiempos del cólera”, donde Florentino Ariza sumó hasta 622 amantes a lo largo de su vida, y ni con todas ellas pudo borrar el recuerdo de su gran amor, Fermina Daza.
No desmentimos que existan lazo duraderos, pero siempre, no lo olviden, siempre te vuelves a enamorar. Por ello, les compartimos lo que piensa la psicóloga Mariela Michelena:
“El abandono deja en la mujer una herida que tiene mucho de narcisista, por lo que es común que trate de recuperar en otros brazos su orgullo malherido. Cualquier opinión ajena puede ser válida, pero hay que respetar su derecho y el modo que escoge de reinventar su vida o su sexualidad. En todo caso, lo peor para ella sería aferrarse a una mentira, a la falsa creencia de que algún día volverá”.
Según Michelena, el sexo por despecho no alivia el dolor que provoca la pérdida de una pareja, pero antes de aventurarnos a afirmar si esto es saludable o no, Raúl Padilla, terapeuta sexual y de pareja, nos expone qué hay detrás de estas relaciones:
1. Expectación y curiosidad por descubrir nuevos cuerpos y nuevas sensaciones. Nace la necesidad de reencontrarse con las mariposas.
La expresión de la dimensión erótica nos acompaña durante toda la vida, también en las fases de pérdida o duelo, aunque sólo sea por el puro placer de sentirse deseado.
En esta ocasión, cambia ese lazo de largo duración por el disfrute momentáneo de dos soledades encontradas. Tanto ellas como ellos buscan cariño, tanto ellas como ellos quieren desahogo sexual.
2. Una única finalidad: sentir el placer y el disfrute que nos brinda sentirnos con vida. Entretenerse con el sexo como un juguete con el gozo de desear y de ser deseados.
3. Solapar el vacío y el miedo a la tristeza con un encuentro sexual. Esto hace más llevadero el proceso pero no ayuda a superarlo. Simplemente lo enmascara.
Tras la relación esporádica puede volver el vacío con hambre atrasada y provocar un efecto rebote, lo que conllevaría a una sensación mayor de tristeza que la que habría habido antes.
“El duelo es un momento de recogimiento y de aceptación de la nueva realidad. Es necesario un tiempo y una distancia emocional, pero la vida sigue ahí afuera como si nada pasara y depende de nosotros sumarnos a ella como si quisiéramos devorarla o apartarnos para dolernos en la intimidad”.
RAÚL PADILLA.
4. Más en el hombre que en la mujer, persiste la motivación de “recuperar el tiempo perdido” después de haber dedicado su sexualidad en exclusiva a una sola persona.
En general, ellas prefieren vivir un proceso de evaluación de daños y de reserva hasta que aparece alguien que “realmente valga la pena” y no repetir errores.
5. Nostalgia de viejos amores. Cualquiera en su vida se habrá ido encontrando con personas más o menos importantes. Pero las relaciones se rompen, desaparecen o se quedan durmiendo a la espera de su despertar en algún lugar del camino vital.
Esto suele suceder con amores que dejamos pasar porque no había un plan de futuro ni un compromiso. Eran de tal naturaleza que quedaron en la mente como un recuerdo de lo bello que es vivir, aunque con la seguridad de que como pareja vital la relación habría estado destinada al más estrepitoso de los fracasos.
6. Recurrir a esos amigos es una salida normal, pero ¿qué pasa si lo que queremos es buen sexo? Reprimir la posibilidad de disfrutar de ese momento precioso no cambiaría nada. Quizás habría que rescatar la agenda polvorienta de los viejos amores y disfrutar de su buena compañía.
Fuente: SDP Noticias