Ante la Corte de Distrito de Tokio, Japón, se llevó la primera audiencia del juicio que por obscenidad se sigue en contra de la artista japonesa Megumi Igarashi, por haber enviado a más de 30 personas un correo electrónico con los planos para imprimir en 3D un modelo de su vagina y por haber exhibido objetos con la forma de los genitales femeninos.
Megumi Igarashi, de 43 años de edad, que trabaja bajo el seudónimo de Rokudenashi-ko que se podría traducir como “chica absurda”, fue detenida en julio del año con fundamento en la ley contra la obscenidad. Poco después fue liberada pero detenida nuevamente en diciembre del año pasado imputándosele un delito por el que podría ser sancionada a hasta dos años en prisión y a pagar una multa de hasta 2.5 millones de yenes, equivalentes a unos $21,000 dólares.
Durante esta primera audiencia el equipo de la defensa no objetó los cargos contra su cliente pero argumentó que el modelo de su vagina no puede ser considerado obsceno y por tanto no encuadra en el tipo penal.
El abogado defensor Takashi Yamaguchi explicó su estrategia a los medios señalando que los objetos artísticos presentados por Megumi Igarashi, incluyendo el famoso kayak que construyó, sólo hacen referencia a sus genitales y no involucran otras imágenes sexuales provocativas.
Dijo que el modelo fabricado o descargado para impresión 3D, pese a su motivo central, en realidad no semejan a la forma real de los genitales, por tal motivo, es poco probable que su trabajo de arte “despierte en una personal excitación sexual no deseada”, como lo exige el tipo penal.
Asimismo el abogado penalista Takeshi Sumi, también del equipo de la defensa, dijo que la ley contra la obscenidad bajo la cual su defendida es procesada es inválida porque colisiona con el derecho a la libertad de expresión garantizado por la Constitución.
Durante su comparecencia ante la Corte de Distrito, Megumi declaró que está combatiendo los cargos como una forma de retar la creencia de la sociedad japonesa de que los genitales femeninos son “sucios”, “vergonzosos” y “abominables”.
“Nuestra sociedad, por alguna razón, acepta más las menciones de los genitales masculinos, que se pueden ver en anuncios en trenes o en Internet”, dijo la artista para quien la aversión hacia los genitales femeninos es discriminatorio.
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