Boeing venía de años difíciles. EEUU acaba de darle aire con el contrato que puede marcar su regreso: el del nuevo F-47

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Javier Marquez

 

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Boeing atraviesa uno de los periodos más complejos de su historia reciente. La reputación del gigante aeroespacial se ha visto perjudicada por una serie de problemas operativos y financieros que se han acumulado en los últimos años. Su división de aviación comercial, responsable del desarrollo y fabricación de aviones como el 737 MAX, ha sido especialmente golpeada: los accidentes de 2018 y 2019 marcaron un punto de inflexión, al que se han sumado nuevos focos de preocupación, como los retrasos en la producción o las huelgas en sus plantas.

Su división de defensa y espacio tampoco ha quedado al margen. Los contratiempos de la nave Starliner no solo han dejado en evidencia las dificultades técnicas del programa, sino que se han convertido en una humillación pública para la compañía. A ello se suman otros proyectos deficitarios que han drenado recursos, profundizando aún más la crisis. En medio de este panorama, Boeing acaba de recibir una nueva oportunidad para recuperar prestigio y demostrar que está a la altura de su propio nombre: el contrato para desarrollar el F-47.

Un avión que puede marcar un antes y un después para EEUU (y para Boeing)

La Fuerza Aérea define al F-47 como el primer caza de sexta generación de Estados Unidos. Solo eso ya lo coloca en el centro de todas las miradas. Integrado en el programa Next Generation Air Dominance (NGAD), está llamado a reemplazar al F-22 Raptor con mejoras en sigilo, comunicación y poder de fuego. Además, está diseñado para operar junto a la próxima flota de drones del Pentágono, conocida como Aviones de Combate Colaborativos (CCA), concebidos para llevar las misiones no tripuladas al siguiente nivel.

Aunque hasta ahora se ha hablado poco del proyecto, las cifras presupuestarias publicadas el año pasado revelan que la Fuerza Aérea planea destinar hasta 20.000 millones de dólares en investigación y desarrollo del NGAD hasta 2029. Pero todo parece indicar que esa cifra será solo el comienzo. Si tomamos como referencia al F-35 de Lockheed Martin, el avión de combate más caro de la historia, es razonable pensar que el nuevo caza de sexta generación requerirá una inversión aún mayor a lo largo de su vida útil.

Air Force F 47 In Flight 2025

Pero el F-47 no es un avión que la administración de Donald Trump haya sacado de la manga de un momento a otro. Se trata de una iniciativa que, como sugerimos arriba, lleva tiempo dando vueltas, aunque de manera muy discreta. El programa de aviones de combate NGAD evolucionó a partir de los planes para lo que originalmente se denominó una plataforma de Contraataque Penetrante (PCA), que surgió públicamente a mediados de la década de 2010. A diferencia otros programas, la Fuerza Aérea ha decidido mantener un perfil muy bajo.

Los grandes contratistas de defensa de Estados Unidos, Lockheed Martin, Boeing y Northrop Grumman, participaron en el proceso de licitación. Northrop se retiró en 2023, dejando la contienda entre Boeing y Lockheed. Ahora ya es oficial: Boeing ha sido el gran ganador. El dato no es menor, ya que Lockheed fue quien desarrolló el F-22 Raptor, el caza que este nuevo modelo busca reemplazar. Además, Boeing pondrá la firma en este avión: sus modelos más exitosos, el F-15, el F/A-18 y el EA-18, fueron herencia de McDonnell Douglas.

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Como decíamos, hay pocos datos confirmados sobre las especificaciones técnicas del futuro F-47. Sin embargo, un informe del Congreso subrayó la urgencia de desarrollar un caza de sexta generación para mantener la superioridad aérea frente al avance militar de China, que ya cuenta con los J-20 y J-35, y trabaja en un modelo aún más avanzado. El nuevo avión estadounidense no solo debería superar en sistemas de armas, sino también en alcance, una capacidad clave para operar en el Océano Pacífico, donde el F-22 Raptor muestra limitaciones.


Source: Crealo