Cuando alguien nos halaga nuestro ego se eleva, e incluso nuestra seguridad aumenta; no importa si tu jefe te felicitó, si una persona te pretende o si alguien te dijo que te ves muy bien con la ropa que elegiste. Esto hace que tu dia mejore.
A todos nos gusta sentirnos bien, sentirnos valorados; y ese sentimiento puede ser adictivo a niveles tan altos, que cuando se desvanece ya no tienes la validación de los demás y te lleva a sentir un rechazo profundo aunque sepas que eres una gran persona. Si bien querer que otros gusten de tu persona no es algo malo en sí mismo, puede ser como una enfermedad cuando sientes que constantemente necesitas ser querido por otros.
Los seres humanos estamos conectados para querer sentirnos amados, buscar la aprobación de los demás y sobrevivir como animales sociales que somos y vincularnos con los demás y formar una comunidad para sobrevivir. Si no nos gustan los demás, nos quedaremos fuera.
Otro punto a valorar, es el hecho de que los reconocimientos siempre han sido otorgados por otros. Desde el momento en que eras un niño, ya sea en la escuela o en casa, has estado recibiendo reconocimiento de parte externa. Por ejemplo, las calificaciones de los maestros, el permiso de tus padres, etc. El punto es que siempre dependemos de las expectativas de otros sin importar tu edad.
Facebook e Instagram empeoraron las cosas. Las personas publican sus fotos y comparten sobre su vida en redes sociales para sentirse llenos de atención con los likes y es una competencia constante por tener la aceptación de gente desconocida…
Los humanos, como especie, son egoístas, solo percibimos el enfoque de los demás, es como una ilusión óptica para tu ego y tratar de complacer a los demás para sentirte mejor terminará con tu energía; nunca cumplirás las expectativas de nadie, esa es la realidad…
Las expectativas que las personas tienen sobre ti pueden estar equivocadas.
La mayoría de las personas ponen sus expectativas sobre los demás en función de lo que es correcto en las normas sociales, sin embargo, las normas sociales son creadas por humanos en las que el 80% de ellas son personas comunes. Piensa en ello, todos los días, desde el momento en que te despiertas hasta el momento en que te duermes, filtras lo que crees que es verdad. Si alguien te felicita, agrega a una idea de cuál es la mejor versión de ti mismo. Cuando alguien te critica, incluso de manera destructiva, puedes aceptarlo por completo o agregarlo a una lista de cosas de las que eres inseguro. Cuando absorbes la opinión equivocada de los demás, sabotearás tu autoestima o te sobreestimarás aceptando todos los buenos cumplidos o aceptando las críticas que podrían llevarte a una depresión profunda.
Si vives tu vida como un largo esfuerzo para tratar de complacer a otras personas, nunca serás feliz. Siempre confiarás en los demás para hacerte sentir que vale la pena vivir. Esto lleva a confusión total cuando se trata de sus metas personales; cuando no hay reconocimiento externo, no sabes para qué vivir.
La aprobación interna requiere práctica, pero vale la pena el esfuerzo. Tienes que volver a entrenar tu propia mente. Reconoce tus propios méritos y no esperes a que la gente te elogie, hazlo tu mismo todos los días.
Si realmente quieres ser feliz, deja de complacer a los demás. Sé crítico sobre lo que dicen de ti y ten en cuenta que no siempre tienen la razón, suelta los comentarios subjetivos y sesgados, pero sé humilde y abierto a consejos útiles.
Fuente: SDP Noticias
Source: Crealo
