En una emotiva rueda de prensa, uno de los sobrevivientes del avionazo del Chapecoense, Alan Ruschel, reveló que hubo un momento en el que cambio de lugar en el avión, acción que pudo ser la que salvó su vida.
El lateral de 27 años aseguró en la conferencia que tiene en mente volver a las canchas, por lo que pondrá todo de su parte para recuperarse y estar listo nuevamente.
Haré de todo para volver a jugar al futbol.Será con mucha paciencia. Calculé tres meses para calcificar la columna y ya pasó uno. Dos meses más para fortalecer la musculatura. Estoy sólo en el comienzo”, mencionó Ruschel en la Arena Condá, estadio del equipo.
El futbolista no pudo contener las lágrimas al momento de recordar a sus compañeros fallecidos.
Es una mezcla grande de sentimientos: una alegría por estar aquí de nuevo pero al mismo tiempo un luto por haber perdido tantos amigos”, dijo antes de no poder contener más el llanto y de ser consolado por dirigentes del Chapecoense.
“En el momento en que cayó el avión Dios me puso en su regazo y me dijo que tenía más misiones en la tierra, por eso él no me llevó. La única explicación es la de los milagros: el de estar vivo y el de estar andando”, y mencionó el aprendizaje que retoma de todo lo sucedido y lo agradecido que está con las personas que le ayudaron: “Tenemos que aprender a vivir la vida. Estaba yendo a jugar un partido… uno no sabe si va a volver, no sabe lo que va a pasar en los próximos diez minutos. Eso me queda de lección: aprovechar la vida y hacer el bien. Lo que hicieron conmigo en estos días no tiene explicación: cómo me trataron allá (en Colombia), aquí, lo que los médicos hicieron por mí. No tiene explicación”.
Ruschel, quien el pasado viernes recibió la alta médica, reveló que su vida la salvó por haberse cambiado de lugar después que el avión hizo la escala que no estaba contemplada en un inicio.
Cuando llegamos a Santa Cruz de la Sierra, antes de subir al avión, Cadu (uno de los directores del Chapecoense, que falleció) pidió que me sentara más adelante. Yo estaba sentado atrás, pero él quería dejar a los periodistas en el fondo”, confesó. “Al principio, no quise moverme. Pero ahí, Follmann me insistió para que me sentara con él. Y ahí dejé mi lugar y fui. Eso es lo que recuerdo; después estaba mi esposa Marina hablándome en el hospital”, relató notablemente emocionado.