La vida entera de Tyler fue de soledad, porque su descubrimiento como mujer (y una tan atractiva como cualquier Kardashian) tuvo un camino muy complicado, informó RT.
Desde pequeña luchó por encontrar su verdadera identidad, aunque al realizar una reflexión, siempre fue congruente con lo que sentía.
Ella nació siendo un hombre, nombrada como “Tyler”, en Middlesbrough, Inglaterra. Sus padres son cristianos, por lo que reprimieron muchas conductas que consideraban inapropiadas para ella, como usar vestidos, maquillarse y ponerse tacones, lo cual hizo desde los 6 años.
Esto la deprimió, pero en su adolescencia encontró el valor para hacer el primer paso: A los 13 años se declaró homosexual delante de sus compañeros y familiares.
No conforme con esto, Tyler sentía que algo más hacía falta para sentirse satisfecha. No obstante, al navegar por internet encontró a una persona que sentía exactamente lo mismo que ella, pero que se había cambiado de sexo, lo cual la fascinó.
Habló con sus padres sobre integrarse en la sociedad transgénero, y ellos, con mayor madurez, entendieron que era el camino correcto para ella.
Así que a la edad de 15 se esperó a salir de vacaciones, se despidió de sus amigos y amigas, y se sometió a cirugías de delineamiento de rostro con especialistas, así como operaciones orgánicas importantes para regresar al siguiente ciclo escolar como la chica de 15 años más atractiva del colegio.
Su transformación no sólo fue física, también cambió su nombre al de Kairah Kelly, aunque su atractivo es evidente y medios internacionales consideran que tiene un enorme parecido con Kim Kardashian.
También por este motivo, en Instagram, Kairah declaró que nunca ha querido ser igual a la celebridad.