El amor y el enamoramiento son dos cosas diferentes; una es duradera y la otra tiene caducidad. Gracias a las películas románticas, creemos que el amor de nuestra vida aparecerá de la nada y viviremos un romance intenso para siempre y no.
No todos los amores que experimentamos poseen la misma duración, esto depende de las características de cada persona y de las peculiaridades de las situaciones que se viven al interno de la pareja. Según la psicología, el desenamoramiento comienza en un periodo que se puede extender entre los seis meses o los dos años después de iniciada la relación. Ojo, esto no indica que el amor desaparezca, sino que simplemente la relación pasa a otro estadío de la vida en pareja.
Si no sabes cómo detectar el desenamoramiento, aquí hay una pequeña lista con los síntomas que te harán reflexionar para darte cuenta cuando “las cosas ya no andan bien”:
1. Pérdida de la alegría que significaba la llegada de la pareja.
2. Disminución de las fantasías placenteras con la pareja y, la aparición de escenas agradables con terceras personas.
3. Ausencia de actos de cariño, elogios, regalos.
4. Desatención de las necesidades espirituales, sexuales, económicas, domésticas o físicas de la otra persona.
5. Evitación del contacto corporal con la pareja.
6. Intercambio de los recuerdos agradables de la pareja por experiencias negativas.
7. Desgaste de la comunicación, pudiendo aparecer recriminaciones, ofensas, conflictos.
8. Valoración negativa de las cualidades físicas y psicológicas del amante.
9. Intolerancia ante los errores irrelevantes de la pareja.
10. Rechazo sexual que se expresa en la falta de iniciativa o cooperación, reducción del deseo erótico, llegando incluso a la disfunción eréctil o a la anorgasmia.
En la mayoría de los casos el amor se extingue por causas que conocemos muy bien, que son racionales y que se encuentran perfectamente definidas, lo que llevan a una separación.
El fin del amor puede depender de una convivencia monótona y aburrida, del maltrato físico o psicológico, de la desconfianza e infidelidad, del abuso de sustancias adictivas, las enfermedades biológicas o psicológicas, los caracteres inestables o la inmadurez de la personalidad, de la falta de tiempo y más. Cuando éstas razones se hacen permanentes en el tiempo, los lazos amorosos se rompen y la relación fracasa.