Los científicos han encontrado una correlación entre la diversidad genética y la lingüística, mayor que la que existe entre la primera y la distribución geográfica.
Según los investigadores de la Universidad de York, en el Reino Unido, tal fenómeno se puede apreciar claramente en Europa, donde, en su opinión, se puede conocer mejor la existencia de diferencias en el ADN entre poblaciones a partir de los idiomas que hablan que en función de su distribución geográfica.
En un informe publicado en el portal de la Universidad de York, los científicos explican que, por lo general, los europeos que hablan lenguas íntimamente emparentadas entre sí, como los franceses, italianos y españoles, son también más parecidos en términos genéticos.
“En los grandes grupos de población, las diferencias lingüísticas se corresponden con las genéticas”, señala el profesor Giuseppe Longobardi, el autor principal de estudio.
“No obstante, existen excepciones. En Europa, tenemos el caso de los húngaros, que desde un punto de vista genético están, sobre todo, emparentados con los pueblos germanos y eslavos. Sin embargo, su lengua no es de origen indoeuropeo. Fue introducida por grupos de invasores en Europa central”, explica Longobardi.
El proyecto consistió en el estudio de alrededor de 15 lenguas europeas, pero los investigadores están dirigiendo su atención a otros idiomas, llegando potencialmente a una escala global.
La investigación podría eventualmente ayudar a los científicos establecer claramente cuándo y cómo las lenguas indoeuropeas fueron introducidas a Europa y, potencialmente, ayudar a los genetistas en el futuro.