Un hombre de 50 años de Swansea, Gales, decidió hacer publica su triste experiencia de una noche de copas, y es que cuando despertó con una gran resaca, fue directo al espejo y se sorprendió al ver que tenía unas gafas pintadas en el rostro, por lo que pensó que sus amigos se las habían dibujado.
El problema fue que al intentar despintarlas, por más que se lavaba y tallaba simplemente no se borraban; era un tatuaje permanente.
Además de los lentes, tenía la palabra “Rayban” grabada en su piel, lo que le valió infinidad de burlas en la calle y por parte de su propia familia.
“Yo no tenía recuerdos de haberme hecho el tatuaje porque había salido a celebrar y no sé que pasó cuando estaba borracho. El despertar a la mañana siguiente, pensé que alguien había utilizado un marcador permanente en mi cara”.
Tras las humillaciones, se dirigió a la Clínica Láser y Belleza 1192, donde le asignaron un tratamiento de varias sesiones que le han dejado con algunas marcas de color turquesa no permanentes, pero con lo que espera eliminar el tatuaje.