Japón es un país de contrastes. Por un lado, es una sociedad en la que se han normalizado las máquinas de vending con braguitas usadas, situaciones laborales cercanas a la esclavitud o la vigilancia extrema. Por otro, están obsesionados con la limpieza y tienen un férreo sistema de valores en el que no se contempla saltarse las normas. Pero, ¿qué ocurre si vas con tu coche por una autopista, el sistema de peaje no funciona y la barrera está levantada? ¿Pagarías?
Pues eso mismo ocurrió hace poco y miles de personas optaron por lo que les pareció más correcto: pagar.
En corto. Fue el pasado 8 de abril cuando el sistema de cobro electrónico de peaje de la compañía Central Nippon Expressway Co. (NEXCO Central) dejó de funcionar. Esto implica que los coches con telepeaje no podían realizar el pago automáticamente en aquellos puestos en los que no hay personal -algo que no abunda en estos momentos en Japón– y, evidentemente, la barrera no se levantaba.
Como puedes imaginar, fue un problema importante porque se generaron grandes atascos. El problema comenzó por la noche, pero se dilató durante 38 horas en las que 106 peajes quedaron inutilizados, provocando el caos en 17 rutas, incluyendo las que van al corazón económico del país, Tokio.
Eh, paga. La compañía actuó enviando personal a los puestos de peaje en los que se podían realizar cobros manualmente, pero entre que en otros era imposible por la infraestructura y que no podían mandar operadores a todos los puntos, tomaron la decisión de levantar las barreras en los puntos afectados. Era la primera vez que el sistema fallaba a esta escala desde la privatización de NEXCO Central en 2005.
Los vehículos podían pasar libremente y fue la mejor decisión para evitar el embotellamiento durante las horas punta del día siguiente. ¿Qué más hizo NEXCO? Decir a los conductores que usaran un formulario en su web para pagar de manera diferida. Curiosamente, se cuentan por miles los conductores que apuntaron cuánto debían pagar en función de los tramos recorridos ese día y enviaron a NEXCO las solicitudes pertinentes.
Los cálculos. No fueron todos, ni mucho menos. Se estima que unos 960.000 vehículos pasaron por esos peajes durante las 38 horas de avería y el 3,8% de los mismos solicitaron el pago diferido. Puede parecer una cifra ridícula, pero estamos hablando de unos 36.000 conductores que, de forma voluntaria y sin deber alguno, decidieron solicitar la opción de pagar por el “servicio consumido” ese día.
Absolución. Todo esto puso de manifiesto que el sistema de telepeaje es vulnerable porque, cuando se produce un fallo a una escala como la de esta ocasión, no se pudo reaccionar y la única solución era levantar las barreras para evitar males mayores. El presidente de la compañía, de una forma muy japonesa, pidió disculpas públicamente y se comprometió a algo: reembolsos y un total de 1.200 millones de yenes, unos siete millones de euros, que dejaron de ingresar durante el tiempo del error.
Todos los que pagaron recibirían el reembolso de su dinero en un gesto cordial por parte de la compañía para asegurar la equidad con aquellos que decidieron no pagar, pero también se recordó una cosa desde NEXCO: aunque el sistema falle, los conductores deberían pagar.
Y ahí está el lado más cuestionable de la historia. El error se debió debido a un fallo en una actualización de software del sistema de telepeaje que provocó atascos y retrasos en un primer momento y, pese a ser culpa de la empresa, querían que los usuarios pagaran igualmente.
Source: Crealo