Explican simulaciones numéricas formación de planetas gigantes

Desde hace tiempo se sabe que existen planetas gigantes como Júpiter —después del Sol, el mayor cuerpo celeste del Sistema Solar—, pero en astronomía es un problema abierto saber cómo se forman; en el Instituto de Ciencias Físicas (ICF) de la UNAM, los científicos Frédéric Masset y Gloria Koenigsberger, junto con los alumnos doctorales Pablo Benítez-Llambay y Judit Szulágyi, encontraron respuestas en una investigación basada en simulaciones numéricas, que profundiza en la migración planetaria.

“Se trata de un estudio esencialmente numérico, por computadora, del fenómeno de migración planetaria, durante el cual los planetas en formación, que nacen en su disco protoplanetario, no se quedan en una órbita fija, pues ésta se puede expandir o contraer. Generalmente se reduce y éstos decaen rápidamente hacia su estrella, lo que amenaza su supervivencia”, explicó Masset, doctor en astrofísica y técnicas espaciales.

El estudio, cuyos resultados se publicaron en la revista Nature, mostró la existencia de un mecanismo que les permite a estos cuerpos celestes en gestación contrarrestar la decaída referida, lo que les ayuda a sobrevivir a grandes distancias de ella para, eventualmente, convertirse en gigantes como Júpiter.

El problema era saber cómo se forman, porque si cada vez que empiezan ese proceso migran hacia su estrella, entonces no pueden llegar a formar uno de dimensiones jovianas en las zonas donde se encuentran, añadió Koenigsberger, doctora en astronomía.

Los científicos encontraron un proceso muy eficiente, que es la precipitación de planetesimales, pequeñísimos planetas semejantes a asteroides, que caen sobre el astro naciente y le hacen crecer.

Al bombardear al “embrión planetario”, lo calientan mucho, y aquél tiene una superficie de magma que a su vez calienta al disco en que se encuentra. Ese aumento de temperatura cambia la fuerza de marea que ejerce el disco sobre el planeta y evita que se precipite hacia su estrella. “El calentamiento lo detiene. Mientras esté así puede aguantar o hasta revertir su migración y su órbita”, destacó Masset.

Los universitarios identificaron a los planetesimales, y el calor que generan, como una red de protección que previene la migración de los “embriones planetarios” hacia el centro del disco de formación.

Sus simulaciones numéricas por ordenador demostraron que el calentamiento del planeta, que ocurre conforme se hace de más masa y crece, produce una fuerza que contrarresta la migración hacia el centro del disco de formación, lo que permite que se creen los gigantes.

Considerar este proceso puede ayudarles a entender mejor la formación de gigantes y a conocer aspectos más detallados del origen de nuestro sistema solar.

Con este estudio y su código, los científicos universitarios abren una puerta al debate sobre si así se formó Júpiter. “Aportamos un nuevo mecanismo, pero hay que investigar más”, afirmó Masset.

Al existir ahora un mecanismo físico que permite que el planeta migre hacia afuera mientras está en formación, en vez de que lo haga hacia adentro, abre una puerta a la investigación acerca de la creación de grandes astros, agregó Koenigsberger.

El estudio se llevó a cabo con simulaciones numéricas en una supercomputadora. La compra de ésta y el desarrollo del proyectose financiaron con cuatro proyectos, dos PAPIIT de la UNAM y un par de Conacyt.