Si por cada niño, joven o persona menor a 40 años que logró cruzar la frontera, dos no llegaron a su destino, se podría estar hablando de un aproximado de 80 u 85 mil personas que salieron en busca del ‘sueño americano’ pero no lo consiguieron, ni siquiera llegaron a los límites entre México y Estados Unidos y se quedaron en nuestro territorio, la pregunta es ¿a dónde se fueron?, porque también desaparecieron los cuerpos”, comenta el abogado criminalista Luis Felipe Rivas.
“Aunque pareciera que el permitir en ciertas regiones de Estados Unidos una cantidad por persona de sustancias para ‘el esparcimiento’ y de forma medicinal, no afectara al narcotráfico, lo ha convertido en un negocio que no ha perdido sus ingresos millonarios, pero sí ha causado afectaciones, principalmente a los cárteles que exportan droga a EEUU; por otro lado, también se encuentran con las nuevas tecnologías, que les hacen ‘competencia’, ya que con éstas, cualquier consumidor puede producir droga artificial en el baño de su casa, con instrucciones de cómo hacerlo, en su búsqueda por nuevas formas de obtener ganancias (ilícitas), descubrieron una ‘mina de oro’, cuyo principal cliente también es EUU”, sentencia Rivas.
Complementa que, “el nuevo negocio tiene mayor rentabilidad que las drogas, y las ganancias son estratosféricas, dicho sea de paso mantiene otro atractivo que es-con autoridades desinteresadas y deshumanizadas que no se detendrán a investigar- sin duda, el tráfico de órganos. Siendo el Cártel de los Templarios los primeros en capturar víctimas para dar paso al negocio”.
Rivas menciona que Enrique Plancarte Solís, jefe del cártel de los Templarios y su sobrino Manuel Plancarte Gaspar, poco antes de ser capturados, habían iniciado el ‘experimento’ de la extracción de órganos en niños y jóvenes migrantes, quienes tienen las mejores condiciones de salud. Otro de los grupos delictivos- a decir por el abogado- que se dedica a esto son los Zetas, ambos primeros en incursionar en la extracción en migrantes.
Según ONU, la escasez de órganos para trasplante se ha convertido en un problema a nivel mundial, siendo Estados Unidos, China, Brasil y México quienes mayores problemas tienen al momento de buscar un órgano, obteniendo solamente 10% de los órganos que esperan los pacientes; en el caso de EEUU mueren más de 10 mil personas al año en espera de un donador.
Aún con una veintena de denuncias sobre la problemática del tráfico de órganos, por parte de asociaciones nacionales e internacionales, en su momento el ex procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, afirmó, “el tráfico de órganos no es tan grave en México, ya que no hay muchas denuncias”.
“Pero por supuesto que no hay denuncias, el donante está muerto, no lo va hacer, si es migrante cómo lo sabrá la familia, la lógica de lo absurdo de nuestras autoridades también es uno de los mayores problemas, porque en otro sitio tampoco se investigará de dónde proviene dicho órgano, menos ante la esperanza de una familia que se entera que ha llegado la posibilidad de salvar la vida de su ser querido”, comenta Rivas.
ONU ha informado que durante sus investigaciones han constatado que en mercados clandestinos americanos, alemanes, suizos e italianos, se paga 102 mil euros por un riñón, 150 mil euros por un hígado, 150 mil euros por un pulmón, 87 mil euros por una cornea, 165 mil euros por la médula ósea, 150 mil euros por el corazón, 144 mil euros por un páncreas y 10 mil euros por venas y arterias.
Al mismo tiempo se sabe que pacientes provenientes de Estados Unidos, Alemania, Italia y Egipto, principalmente, viajan a ‘hospitales’ sofisticados pero underground mexicanos, que realizan cirugías de trasplantes con equipos de alta complejidad, donde no se cuestiona de dónde proviene el órgano.
Según Save The Children “en muchos países desarrollados un elevado número de personas salvan sus vidas gracias al tráfico de órganos de menores indocumentados, el pedido de órganos está aumentando considerablemente en los países occidentales, mientras que el número de donantes ha bajado”.
En la zona norte de México los grupos delictivos han dejado de lado el secuestro de migrantes para dedicarse al tráfico de órganos, situación que en los últimos dos años y medio se ha incrementado significativamente, dado que las autoridades se encuentran coludidas con los policías fronterizos, asegura en un documento la presidenta de la Comisión Especial para la Lucha contra la Trata de Personas, Leticia López Landeros.
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