De acuerdo con una publicación del diario Milenio, para muchos es un tabú, otros no lo han experimentado o se han desconcertado cuando sucede, y otros más simplemente no pueden disfrutar de una relación si no lo hacen. Como sea, el hablar sucio —en inglés, dirty talk— durante el sexo parece ser mucho más que un lugar común propio de las cintas eróticas y las películas pornográficas.
No se trata de maltratar verbalmente a tu pareja, sino de soltar una palabra al calor del momento o una expresión que puede ir de lo pícaro a lo sexualmente explícito; o incluso, si tienes la suficiente confianza con tu pareja, de decir malas palabras o verbalizar tus fantasías. Y no: no es una perversión sexual ni hacerlo te convierte en una persona sucia o depravada; por el contrario, la ciencia médica considera que puede ser algo bueno para tu salud y el disfrute de tu sexualidad.
Para entender esto, primero hay que tomar en cuenta que la excitación sexual, más que un fenómeno meramente físico, es un proceso que empieza en el cerebro. Igual que el lenguaje. Esta es una de las razones por las que una palabra traviesa o una expresión que fuera de la habitación puede sonar impúdica, puede excitar tu cerebro tanto como una imagen, un roce o una práctica sexual. Daryl Cioffi, experta en sexualidad y neuropsicología, afirma que “la gente disfruta de hablar sucio en la cama porque activa todas las regiones del cerebro mientras el cuerpo también se excita”. Cioffi ha observado, por ejemplo, que muchas mujeres con posiciones de poder disfrutan siendo sumisas en la cama porque esto estimula la amígdala cerebral, que es la región del cuerpo donde reside el miedo y que se activa durante la excitación y el placer sexuales. Por eso es que los gemidos, resoplidos, susurros, gritos y las palabras sucias excitan nuestro cerebro.
Por otro lado, el dirty talk permite comunicarle sutilmente tus fantasías sexuales a tu pareja, lo o la estimula a verbalizar las suyas, y hace posible que ambos conozcan más claramente las necesidades del otro y la manera de complacerlo. Y al hacerlo, no importa si estas fantasías realmente quieren llevarse a la realidad —afirma la dra. Ava Cadell, terapeuta sexual en Los Angeles, California—; si durante el coito uno de los dos menciona actividades “inusuales” como un trío, una fantasía de violación o un fetiche, esto no representa necesariamente una proposición, sino simplemente la verbalización de una fantasía. Hablar sucio, entonces, puede mejorar la vida sexual porque se trata de un nivel más profundo del comportamiento sexual, más allá de los actos meramente físicos.
Finalmente, y hablando específicamente de las mujeres, hay que tomar en cuenta los tabús y represiones que existen en torno a la sexualidad femenina y algo que se llama “el complejo de la niña buena”, que es la postura que una mujer “decente” debe adoptar socialmente. En ese sentido, el dirty talk se convierte en una experiencia liberadora para ellas, pues desafía este complejo y le permite sentirse más cómoda con su sexualidad y sus deseos. Así, algunas mujeres pueden excitarse con palabras como “zorra” o “puta”, aun cuando las encuentren profundamente ofensivas si se presentan fuera del dormitorio. Este intercambio lingüístico, entonces, revela las fantasías más profundas y puede tomarse como un juego erótico con el que ambos pueden divertirse en la intimidad de su recámara.