Este perra abandonada no había experimentado nunca una expresión de bondad por parte del ser humano en toda su vida.
Cuando al fin encuentra a una persona que quiere acariciarla, está tan asustada que se convierte en un manojo de nervios y no para de aullar. Pero el amor hace milagros: después de unos días, Priscila empezará a conocer la felicidad y a jugar con su ama.
Fuente: RT