En algunos de los pueblos más alejados del país asiático pervive una extraña tradición llamada Minghum que consiste en celebrar el matrimonio de dos cadáveres para evitar que sus familias tengan años de mala suerte, informa El Excelsior.
La práctica se realiza principalmente en las zonas rurales de China, pero el gobierno local ha intentado detenerla a través de detenciones y campañas informativas.
Cuando una persona joven muere soltera, se busca a una pareja que haya muerto en circunstancias similares para unirlos en matrimonio. Esto a veces incluye la profanación de tumbas y la celebración de la boda como si los esposos estuvieran vivos.
Los cadáveres se arreglan y visten para la ocasión para luego enterrarlos juntos, como esposos.
En algunos casos, las personas suelen ‘trabajar’ como casamenteros, buscando cadáveres jóvenes para venderlos a las familias que acaban de perder a uno de sus miembros por más de 50 mil pesos.
Fuente: El Excelsior.