Conscientes de que un aspecto cuidado y saludable resulta atractivo en el ámbito personal y laboral, sin rubor alguno, el hombre acude a las bondades de la cosmética, muy seguros de lo que desean mejorar o corregir.
Cada vez más, el hombre tiene un auténtico arsenal de cosméticos, munición suficiente para hidratar el cuerpo, borrar los signos de fatiga provocados por horas y horas frente al ordenador, mimar la dermis tras el afeitado, cuidar el cabello o atenuar las primeras arrugas.
Las nuevas generaciones se lanzan al mundo de la belleza pero con sus propias reglas y un nuevo vocabulario.
Prueba de ello son las últimas fórmulas que existen en el mercado como geles multifunción, hidratantes que suavizan y perfuman, o reductores que tonifican.
También existen productos que iluminan la tez, bien por falta de sueño, agotamiento, estrés o vida desordenada, así como serum que borran las bolsas y las ojeras.
Pero las firmas cosméticas han dan un paso más y ofrecen texturas “anti-ageing”, que minimizan las arrugas y estimulan la regeneración celular.
La comunidad masculina presume de conceptos como el “grooming” (aseo) y “mampering” (hombre que cuida su cuerpo), etiquetas que van mucho más allá de un buen corte de pelo o una barba arreglada.
“Brotox”. Los hombres jamás se inyectan toxina botulinica, esa sustancia esta reservada para las señoras, el varón utiliza el “broto”, que es lo mismo, pero se llama diferente.
“Manscaping”. La depilación se queda en el terreno femenino, ya sea eliminar el vello del pecho, espalda, brazos, tripa o piernas. Ellos prefieren acabar con los pelos con el “manscaping”.
“Bacne”. El acné es un problema de adolescentes, el exceso de sebo causado por la testosterona, en el nuevo lenguaje de la belleza masculina se denomina “bacne”.
Y, para concluir, está el “manzilian”, término especifico para la depilación de genitales.
El Universal