Los videojuegos también son cosa seria

Hablar de videojuegos en el aula sigue levantando algunas cejas. Entender la educación como algo potencialmente divertido, cuesta. Sin embargo, los datos apuntan a que este es el camino adecuado, informó El País.

Un informe de la compañía de programas interactivos Poki, que ofrece varios títulos online y gratuitos sobre educación en su web El País de los Juegos, concluye que los videojuegos ayudan a mejorar la memoria, la lógica, la concentración, el enfoque y la planificación.

Asegura que explorar mundos en 3D incrementa en un 12% las capacidades de memoria frente a los que son en 2D. Reflejos más veloces y rapidez en la toma de decisiones son los beneficios que señala para los chavales que juegan a títulos de acción y aventura.

Estos datos se inscriben en una tendencia de la comunidad escolar a incorporar en sus clases la llamada gamificación o ludificación. Consiste en emplear videojuegos para reforzar disciplinas educativas. Por ejemplo, aprender a resolver problemas matemáticos, conocer los ecosistemas naturales, descubrir leyes físicas o fomentar el trabajo en grupo y la creatividad.

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) o Code.org, con su programa educativo La Hora del Código, apoyado y promocionado por personalidades como Obama, buscan promover el aprendizaje de los lenguajes de programación en las escuelas. Se trata de abordar su aprendizaje como un idioma más y despertar el interés de los alumnos en los procesos que rigen la tecnología.

La utilidad de los videojuegos se da también en los títulos supuestamente más violentos. Obras como Call of duty, Total war o Assassin’s creed ofrecen, además de disparos, paseos por estampas de la historia que los alumnos aprenden a reconocer. Y juegos de estrategia, como Clash of Clans, pueden enriquecer las habilidades organizativas de los niños.

Si hay que señalar un monarca absoluto entre los videojuegos educativos, este es el Minecraft. El LEGO virtual creado por la compañía sueca Mojang, y vendido a Microsoft por más de 2,000 millones de euros, cuenta con unos 100 millones de usuarios en el mundo. Y, desde 2011, cuenta con una versión educativa, Minecraft Edu.

La iniciativa surgió de dos profesores finlandeses que vieron en el título una oportunidad para diseñar lecciones de cualquier asignatura aprovechando la popularidad del juego entre sus alumnos. Su éxito, incontestable: más 40 países lo han implantado en más de 4,000 escuelas.

Microsoft, dueña de la franquicia, ya ha sacado partido a esta idea. A comienzos de este año 2016, anunció su nuevo módulo Minecraft Education Edition, una adaptación para usar en clase bajo el control del profesor. A la vez, es una plataforma colaborativa donde acceder a recursos educativos para impartir diversas áreas: matemáticas, música, ciencias naturales e incluso filosofía, lectura y escritura.

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