El portal BBC Mundo publicó que se llama “Miss Tanguita” y pone a desfilar a niñas entre los 5 y 11 años en traje de baño, frente a una multitud en la que generalmente no faltan los borrachos.
Imágenes del certamen, celebrado en el municipio colombiano de Barbosa, empezaron a circular el fin de semana y la indignación rápidamente se hizo sentir en las redes sociales.
Pronto medios de comunicación e instituciones del Estado también gritaron “escándalo” y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Procuraduría y la Fiscalía General de la Nación anunciaron sendas investigaciones y prometieron castigo para los involucrados.
Y hasta la prensa internacional se hizo eco del tema, que fue reportado por medios como Russia Today, The Strait Times de Singapur, The Japan Times o The Korea Herald, sólo por mencionar unos cuantos.
Pero hay un detalle: según la alcaldesa de Barbosa, Rocío Galeano, el concurso viene celebrándose tal cual desde hace más de 20 años.
Parte de la respuesta puede encontrarse en la normalidad con la que muchas de las personas vinculadas al evento –parte del multitudinario Festival del Río Suárez, donde anualmente también se celebra el más conocido “Miss Tanga”– ven el certamen.
“¿Qué niña no sueña con ser princesa o reina?”, le dijo por ejemplo al diario local El Tiempo la madre de dos niñas que participaron en el concurso de este año.
Razones para preocuparse, sin embargo, hay varias, desde las más generales, por la prematura sexualización de las pequeñas, a las propias de un país donde el abuso y la explotación sexual de menores sigue siendo un problema grave.
Solo que en esta oportunidad la sorpresa e indignación de algunos particulares parece haberse juntado con el poder movilizador de las redes sociales y una agenda noticiosa vacía en un país donde medios y comentaristas andan constantemente a la búsqueda de la indignación de turno.