Su Iglesia les negó los sacramentos o los culpó de vivir en el pecado y decidieron, con los mismos fundamentos de su fe, crear una nueva Iglesia en la que pudieran compartir la comunión y recibir la bendición para casarse con una pareja del mismo sexo.
El pastor Octavio Parra, de la Iglesia Puertas Abiertas, en la colonia Roma, explicó que los miembros de la comunidad LGBTTTI se han visto obligados en los últimos años a desertar de su Iglesia y crear nuevas para vivir su espiritualidad sin limitantes.
“Ya existen iglesias inclusivas católicas, cristianas, hay un grupo mormón, (hay) para judíos gay, diferentes grupos que existimos, lo importante es buscar esas opciones”, dijo en entrevista con Excélsior.
La división social que ha traído la polémica por la iniciativa presidencial de matrimonio igualitario ha radicalizado nuevamente la violencia contra la comunidad gay, sostuvo el pastor, empero, está firme en que “eso no va a impedir que existan las Iglesias incluyentes e inclusivas”.
La mayoría de estas congregaciones no son reconocidas por las religiones en que se fundamentan, ni están registradas como Asociaciones Religiosas (AR) ante la Secretaría de Gobernación (Segob) porque son grupos pequeños, “pero en expansión”.
Octavio Parra argumentó que su Iglesia, de fundamento cristiano evangélico con redes en el Continente Americano, no reúne los requisitos de contar con un abogado, contador e infraestructura para ser AR, aunque no descartan la posibilidad. Por ahora, resaltó, basta una Biblia para orar u oficiar un matrimonio gay.
“Si eres parte de la diversidad sexual, si en tu Iglesia no eres bienvenido por esta situación, por esta condición de ser parte de diversidad, búsquenos, en nuestro caso estamos en redes sociales como puertasabiertasapc; en Monterrey también hay Iglesias y en Guadalajara”, dijo.
Por su parte, la Iglesia de la Reconciliación, con base cristiana, se fundó como una institución inclusiva. Juan Carlos, un congregante, explicó que en su templo celebran matrimonios igualitarios desde hace unos años y ceremonias religiosas.
Otro grupo de inclusión ha surgido en el judaísmo. Guimel es una institución reconocida por la comunidad judía en México, para atender a la población LGBTI dentro de la misma comunidad judía.
Abraham Dahab explicó que no son una sinagoga sino una asociación que, si bien no promueve ni realiza matrimonios igualitarios, tampoco se oponen a la polémica en el contexto actual.
“Somos una institución por la comunidad judía en México; eventualmente nuestra meta a cierto plazo es consolidarnos en tener una pequeña sinagoga, no está descartado, pero la realidad ahorita es que no es necesario, nos han abierto las puertas en todas las sinagogas”, dijo.
Al respecto, el padre anglicano Arturo Carrasco opinó que la separación de los feligreses de sus Iglesias responde a posiciones conservadoras y actitudes de discriminación.
“Este fundamentalismo bíblico toca a evangélicos y a hermanos de la Iglesia católica en un sector de la jerarquía, y esto ha implicado que haya estas comunidades emergentes, estas expresiones emergentes, que buscan dar cobijo espiritual y acompañamiento espiritual a personas de la diversidad sexual”, explicó.
La Iglesia Anglicana en Estados Unidos celebra el matrimonio igualitario, pero en México todavía no lo reconocen.
“Aunque no todo está escrito en piedra”, señaló el sacerdote.
Célibe antes que homosexual
Cuando Ulises García se acercó al párroco de su comunidad, en Ecatepec, y le habló de sus preferencias sexuales, el presbítero le recomendó irse a un seminario antes que asumirse como homosexual.
De familia católica, Ulises siempre se ha asumido como una persona de mucha fe en Dios, al mismo Dios que está seguró, le reza hoy desde la Iglesia Puertas Abiertas.
“A mí me recomendaba el sacerdote que estudiara en el seminario de Ecatepec, me dijo ‘acércate, hay un curso de verano’. Lo decía para que se me fueran las ideas de ser gay pues porque dijo que lo que yo necesitaba era el celibato”, compartió.
Durante la charla con Excélsior, Ulises se detuvo un momento para pensar sus palabras, luego resaltó que él nunca sintió el llamado al celibato. “Me insistía: ‘si tú no sientes atracción a las mujeres es porque Dios te estaba llamando a ser célibe’. Yo decía, ‘ni quiero ser célibe ni quiero ser sacerdote.’”
Decidió no asistir al seminario y no volver a acercarse a ningún sacerdote ni buscar refugio espiritual en una iglesia o parroquia católica.
Luego de un tiempo, cuando su familia de tinte religioso conservadora lo había aceptado, se unió hace tres años a la marcha de la diversidad en la capital. “Vi que el pastor Octavio llevaba pancartas que decían: ‘Bienvenido a la Iglesia Puertas Abiertas.’”
Fuente: Excélsior