A lo largo de la historia, ninguno de los fabricantes de violines y violonchelos ha logrado superar a Antonio Stradivari, el lutier italiano que creaba sus instrumentos Stradivarius de abeto, arce y sauce. Ahora cada violín de Stradivari creados en el siglo XVIII tiene un alto valor entre especialistas: “Cuando tocas un ‘Strad’, un gran ‘Strad’, hay algo en él”, confiesa el violinista Joshua Bell para ‘The Washington Post’.
Los investigadores de la Universidad Nacional de Taiwán (China) decidieron descubrir cuál era el misterio de los violines Stradivarius dado su sonido imponente, desde el punto de vista científico. Para ello los investigadores chinos analizaron pequeños ejemplares de restos de arce de cuatro instrumentos Stradivarius y uno de Guarneri, el contemporáneo del famoso lutier.
La investigación, titulada ‘Distinciones químicas entre el arce de los Stradivari y la madera moderna para instrumentos de cuerdas’ (‘Chemical distinctions between Stradivari’s maple and modern tonewood’), ha revelado que la clave está no solo en la alta calidad de la producción y en la antigüedad de los instrumentos, sino también en los baños químicos que aplicaban los dos maestros -Stradivari y Guarneri- en las planchas de arce.
“Stradivari utilizaba arces tratados con minerales, lo que pertenecía a una tradición olvidada y desconocida para los fabricantes de violines posteriores”, se precisa en el estudio. “Los arces de Stradivari fueron tratados con conservantes minerales complejos que contenían aluminio, calcio, cobre, sodio, potasio y zinc”.
Aunque los científicos todavía tienen dudas acerca de quién aplicaba esta metodología. Una de las teorías de los investigadores presupone que los vendedores de madera italianos podrían bañar el leño para que el material se conservara mejor, hecho que ocurría antes de que finalmente terminara en manos de Stradivari y Guarneri.