La barba postiza de la famosa máscara mortuoria dorada de Tutankamón, uno de los grandes tesoros del Antiguo Egipto y para muchos el objeto icónico por excelencia de la civilización faraónica, ha sido burdamente pegada a la barbilla con un pegamento industrial inapropiado tras desprenderse durante una sesión de limpieza. El accidente y la chapuza subsiguiente —es como si hubiera caído limpiacristales Netol sobre la Mona Lisa en el Louvre— se produjeron en fecha indeterminada en el Museo Egipcio de El Cairo, han informado la agencia AP y el diario egipcio Al Ahram.
La noticia ha sacudido al mundo egiptológico por cuanto pone de manifiesto una vez más las malas condiciones de conservación en el viejo museo cairota, atiborrado de piezas de incalculable valor patrimonial, y las acciones negligentes en su cuidado.
Un primer plano actual de la máscara de Tutankamón muestra una capa transparente-amarillenta entre la barba ornamental y la barbilla del joven rey. Según algunas fuentes, un operario del museo trató de raspar esa capa de pegamento sobrante con una espátula produciendo algunas rascadas en el rostro de la máscara. La denuncia de lo ocurrido se ha hecho anónimamente desde el propio museo por miedo a las represalias. El Ministerio de Antigüedades no ha proporcionado información alguna sobre los hechos.
Un conservador no identificado explicó que “desafortunadamente” se empleó un material irreversible, pegamento de la marca Epoxi, que suelda resolutivamente materiales como piedra y metal pero que sin duda no es apropiado para una obra de arte de primera categoría como la máscara de Tutankamón. La máscara debería haber sido llevada al laboratorio de conservación para analizar el daño, pero se decidió, “desde arriba”, según las fuentes, subsanar la rotura inmediatamente para volver a exhibir la pieza, que es uno de los grandes atractivos del museo.
La máscara de Tutankamón, de hoja de oro y decorada con incrustaciones de vidrio coloreado de azul y piedras semipreciosas (los ojos, subrayados en lapislázuli, son de cuarzo y obsidiana), se exhibe en la sala principal de los tesoros del faraón, junto a los ataúdes dorados y las joyas y amuletos hallados en su momia. El bellísimo objeto mide 54 centímetros de altura y pesa 10,23 kilos. Representa al rey como Osiris portando el tocado nemes y coronado en la frente con las figuras de la cobra y el buitre de la realeza. En la parte posterior presenta uno de los pocos textos hallados en la tumba, una versión de un fragmento del Libro de los Muertos.
La revelación de esta extraordinaria obra de arte egipcio al abrir el tercer ataúd de Tutankamón, que era de oro macizo, fue uno de los grandes momentos del hallazgo de la tumba por Howard Carter. Una irregularidad en la mejilla izquierda de la máscara —que no está claro si fue hecha originalmente para Tutankamón— dio pábulo a supercherías de maldición al haber muerto Lord Carnarvon, patrocinador de la excavación de la tumba, a causa de una herida infectada en el mismo sitio. A ver si la maldición real va a ser el superglue.
Foto:Twitter. Fuente: El País