El consumo ilegal de estupefacientes o cigarrillos, la negativa de cumplir con instrucciones de seguridad como abrochar el cinturón o apagar dispositivos electrónicos, la confrontación verbal y física con miembros de la tripulación o pasajeros y el abuso sexual o acoso son comportamientos que están aumentando entre los usuarios de transporte aéreo y que no sólo afectan la seguridad operacional sino las finanzas de las aerolíneas.
Se calcula que una sola desviación o aterrizaje no programado para desembarcar y entregar a los pasajeros insubordinados puede generar costos para las empresas aéreas de seis mil y hasta 200 mil dólares, de acuerdo con información de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
Percances
Además, el mismo organismo precisa en un informe que entre 2007 y 2013 se registró en promedio un incidente por pasajero insubordinado por cada mil 600 vuelos alrededor del mundo.
Sin embargo, en 2013 hubo más de ocho mil informes de este tipo de usuarios, el equivalente a un incidente por cada mil 370 vuelos.
Así, detener o modificar un vuelo, sobre todo si este es de larga distancia, puede poner en aprietos a las compañías aéreas, debido a que pueden tener quedeshacerse de combustible antes de bajar a modo de cumplir con los límites de peso máximo de aterrizaje de la aeronave o bien la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA), alojamiento, gastos de asistencia en tierra, compensaciones a los pasajeros y abastecimiento de combustible para continuar el vuelo.
Leonardo Sánchez, vocero de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) comentó que existen pocos casos en los que los pasajeros abordan el avión con una actitud no apropiada y cuando eso sucede, antes de que se cierre la puerta, se solicita a personal de tráfico que platique con el usuario y en caso de ser necesario se solicita apoyo de la empresa o de las autoridades correspondientes.
“Si se da un caso de insubordinación en vuelo, el protocolo en cabina impide a alguno de los dos pilotos salir a dialogar con el pasajero para no poner en riesgo la operación.
No se deja desatendida la cabina y se mantiene cerrada y únicamente mantenemos comunicación con la sobrecargo encargada del vuelo quien debe mediar con la situación.
En caso extremo tenemos la facultad de aterrizar en el primer aeropuerto disponible en donde a la llegada el pasajero es aprehendido, pues la insubordinación representa un ataque a las vías de comunicación con cargos y sanciones considerables.”
Mal portados
Aunque en México no existen datos públicos sobre la cifra de pasajeros que han incurrido en malos comportamientos y la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) no estuvo disponible para contestar a este diario, se sabe que en marzo de 2014 un joven con trastornos mentales obligó a suspender el vuelo 631 de Volaris que saldría de Cancún con destino a Guadalajara, luego de que gritara que la aeronave iba a explotar y quisiera saltar del avión durante el embarque.
Y aunque fue algo distinto, pues se trató de una interferencia ilícita, en la aviación nacional se recuerda mucho el caso de la amenaza de bomba que realizó el pastor boliviano Josmar Flores durante el vuelo 576 de Aeroméxico en la ruta Cancún–Ciudad de México.
Por dicho acto el individuo fue sentenciado por un juez al ser responsable de delitos de ataques las vías de comunicación y privación ilegal de la libertad atenuada.
Lo que le implicó siete años, siete meses y 15 días de prisión y 190 días de multa equivalente a 10 mil 905 pesos así como a reparar el daño material a Aeroméxico que se calculó en unos 738 mil 222 pesos.
A escala global otro de los casos sonados fue el del actor francés Gérard Depardieu, quien orinó frente a los pasajeros en un vuelo de Citijet, filial de Air France, que volaría entre París y Dublín, luego de que la sobrecargo le impidiera el acceso al sanitario.
Los estados de ánimo, factor principal
Guillermo Galván, consultor técnico de aeronáutica de Hefferan y Asociados, indicó que las conductas de pasajeros insubordinados se generan frecuentemente por un estado de alteración provocado ya sea bajo la influencia de algún medicamento o estado de ebriedad.
Así como por casos de irritabilidad por retrasos que suelen ser más frecuentes en temporadas de nevadas o mucha lluvia.
“Con las demoras las personas se irritan frecuentemente”.
Dijo que ante tal hecho las aerolíneas han adoptado un nuevo protocolo que consiste en que si la aeronave está más de 3.5 horas sin poder despegar, los pasajeros deben desembarcar a la terminal a fin de evitar un motín a bordo.
Un informe analizó la experiencia de pasajeros insubordinados en 2014 detalla que el miedo que experimentan algunos usuarios por volar, ha desarrollado el síndrome de la rabia aérea que ha aumentado en el mundo por la tensión y el nerviosismo de los usuarios que se combina en ocasiones con la acumulación de tiempo de espera en los aeropuertos, retrasos del despegue, dificultades para embarcar, duración del vuelo, número de pasajeros a bordo, comida y la prohibición de fumar o consumir alcohol.
Aunque las aerolíneas sostienen que no llevan la cuenta ni revelan cuántos pasajeros han sido sacados de aviones por negarse a apagar sus aparatos electrónicos, aunque los sobrecargos afirman que ése es el principal motivo de comportamiento indebido.
Aunque los episodios de pasajeros insubordinados no son frecuentes.