Siete datos que harán que te cuestiones tu concepción de las drogas

No hay tema en nuestra cultura que esté tan dominado por los mitos y las equivocaciones como las drogas. Nos da miedo hablar de ellas. Nos sentimos tentados de decir las típicas frases de siempre: “Hay que decir que no” y todas sus variantes.

Siempre he estado a favor de una política antidrogas algo más indulgente y me consideraba una persona inteligente. Pero cuando tuve que documentarme durante tres años para escribir mi libro Tras el grito: un relato revolucionario y sorprendente sobre la verdadera historia de la guerra contra las drogas, me sorprendió descubrir que yo también me había creído muchísimos mitos.

Más abajo he recopilado una lista de siete cosas que me sorprendieron y que creo que nos hacen pensar de manera diferente sobre esta guerra contra las drogas que llevamos librando 101 años.

1. Entre el 85 y el 90% de las personas que consumen heroína, crack o metanfetaminas no desarrollan ningún tipo de adicción.

Si esta noche vas a un bar abarrotado y miras a tu alrededor, puede que veas a algunos alcohólicos (que necesitan nuestro apoyo), aunque todos sabemos que son una pequeña minoría.

En cambio, no pasa lo mismo con otras drogas, ¿verdad? Todo el mundo sabe que la mayoría de las personas que consumen heroína, crack o metanfetaminas acaban volviéndose adictas.

Importantes investigadores sociales han ahondado en este tema y parece que esta creencia común es un mito. Como aprendí gracias al profesor Carl Hart en la Columbia University (Estados Unidos), entre el 85 y el 90 por ciento de las personas que consumen drogas no se convierten en adictos.

Incluso la Oficina de las Naciones Unidas de Control de Drogas -el principal organismo en el mundo que se ocupa de este tema- admitió que el consumo del 90% de las drogas prohibidas actualmente no perjudican al consumidor, aunque el enlace ya no puede encontrarse en su página web.

crack drug

2. Portugal despenalizó todas las drogas y el uso de drogas intravenosas disminuyó en un 50%.

En el año 2000, Portugal había sufrido una crisis de drogas masiva: el 1% de la población era adicta a la heroína. Reunieron a un grupo de científicos para llevar a cabo una investigación. Esta fue la conclusión de los científicos: hay que despenalizar todas las drogas y destinar el dinero que hasta ahora se había utilizado para hacer que las vidas de los adictos fueran peores en mejorar sus vidas.

Establecieron un ambicioso programa de atención integral con el objetivo de generar empleo para los adictos.

¿Y cuál fue el resultado? Que el consumo de drogas intravenosas disminuyó un 50%, la cifra de muertes por sobredosis descendió significativamente y muy pocos portugueses quieren volver a la situación anterior.

3. Suiza legalizó la heroína para adictos hace más de una década. Desde entonces, nadie ha muerto por sobredosis de heroína legal.

Suiza también sufrió una importante crisis relativa al asunto de la heroína. El Gobierno de la visionaria presidenta Ruth Dreifuss decidió llevar a cabo un experimento. A todos los adictos a la heroína se les lleva a una clínica y se les proporciona heroína gratis bajo la supervisión de un doctor o de una enfermera. También se les da la oportunidad de cambiar sus vidas y encontrar trabajo y casa.

¿Cuál fue el resultado?: Nadie ha vuelto a morir por sobredosis de heroína legal; nadie. Los índices de delincuencia callejera han disminuido considerablemente y la epidemia de heroína ha llegado a su fin. La mayoría de consumidores legales de heroína deciden reducir su dosis y acaban saliendo del programa porque, cuando encuentran trabajo y dejan de sentirse rechazados, quieren volver a tomar las riendas de su vida.

En lo relativo a las drogas, podemos seguir viviendo en un mundo de fantasía, si queremos, pero seguiremos obteniendo los mismos resultados.

4. Un profesor de la Universidad de Harvard calcula que el índice de muertes descendería por lo menos un 25% tras la legalización.

Cuando se prohíben las drogas, no desaparecen automáticamente. Pasan de las manos de los negocios legales a las de los criminales. Si se intenta robar a un negocio legal, este puede acudir a la policía. Si se intenta robar a una banda criminal, esta no pueden recurrir a la policía. Los negocios ilegales sólo sobreviven gracias a la violencia y a las amenazas. Parafraseando al escritor Charles Bowden: la guerra contra las drogas crea una guerra por las drogas. El economista y ganador del Premio Nobel Milton Friedman estima que esta dinámica acaba con la vida de 10.000 personas cada año en Estados Unidos.

El profesor Jeffrey Miron ha estudiado minuciosamente el considerable descenso del índice de asesinatos que sigue al levantarse la prohibición del alcohol. Basándose en estas cifras, ha calculado que cuando la guerra contra las drogas llegue a su fin, la tasa de asesinatos descenderá entre un 25 y un 75%. Todos temían a Al Capone durante la que fue conocida como Ley seca.

5. Los jóvenes tienen más facilidades para acceder a las drogas ilegales que a las legales.

En una encuesta, los jóvenes estadounidenses afirmaron que les resultaba más fácil conseguir cannabis que cerveza o tabaco. De hecho, el número de encuestados que contestaron que podían conseguir cannabis doblaba al número que aseguraban que podían acceder a la cerveza.

¿Por qué? Porque los traficantes de drogas no piden el DNI. Un establecimiento legal y autorizado tiene mucho que perder si vende alcohol o tabaco a adolescentes. Sin embargo, los vendedores de drogas no tienen nada que perder: un consumidor de 13 años es tan buen cliente como uno de 35. La mayoría de defensores de la legalización de drogas la ven como una forma de restringir el acceso a los más jóvenes, con respecto a los cuales todos estamos de acuerdo en que necesitan protección.

6. La adicción no depende de la droga que se consuma, sino de la ansiedad que se padezca.

Si entre el 85 y el 90% de los consumidores de drogas no desarrollan una adicción, ¿qué pasa con el 10 o 15% restante? Sabemos que el principal culpable no es el tipo de droga que se consuma. Pensemos en los ludópatas. Tienen una adicción igual que los alcohólicos o los heroinómanos, pero nadie los imagina inyectándose una ruleta o bebiéndose una baraja de cartas.

7. Cuando la gente vea que hay una reforma en la política de drogas, pocos querrán dar un paso atrás.

Cuando la gente escucha por primera vez la idea de despenalizar o legalizar las drogas, piensan que es algo muy arriesgado, comprensiblemente. Pero en todos los lugares en los que se ha llevado a cabo el apoyo ha aumentado significativamente.

Por ejemplo, un año después de que se empezara a vender marihuana en tiendas autorizadas de Colorado (Estados Unidos), un 58% de la población estaba a favor de la legalización y sólo un 38% se posicionaba en contra. Cuando Suiza -un país muy conservador- tuvo que decidir si derogaba la legalización de la heroína para los adictos, un 70% de sus ciudadanos votaron a favor de que siguiera siendo legal porque habían visto con sus propios ojos unos muy buenos resultados.

En lo relativo a las drogas, podemos seguir viviendo en un mundo de fantasía, si queremos, pero seguiremos obteniendo los mismos resultados: la catastrófica epidemia de adicción a la heroína que azota Estados Unidos, la gran cantidad de muertes por sobredosis y de adolescentes que pueden acceder a esta droga con más facilidad que nunca.

O podemos hacer algo mucho más original, algo que pocos han hecho durante todo un siglo: podemos empezar a enfrentarnos a los hechos.

Ya está a la venta el nuevo libro de Johann Hari, ‘Tras el grito: un relato revolucionario y sorprendente sobre la verdadera historia de la guerra contra las drogas’, el más vendido según el ‘New York Times’. Este post se basa en el libro y estas ideas están presentes en otros textos del autor. Puedes ver lo que opinan del libro personalidades como Elton John, Glenn Greenwald, Bill Maher, Dan Savage, B.J. Novak, Sam Harris y Naomi Klein aquí (en inglés).

Fuente: http://www.huffingtonpost.es/