Tres maneras de acabar con la vida en la Tierra analizadas en 1962

En un artículo de la revista ‘Popular Science’, publicado por primera vez en 1961, se describe en detalle las maneras en que las denominadas armas del juicio final podrían poner fin a la vida humana en la Tierra, cita el portal ruso RT Noticias.

“Se filtran a través de la seguridad indicios de una nueva arma aterradora: las bombas del juicio final”, escribió Martin Mann en un artículo de la revista ‘Popular Science’, publicado en septiembre de 1962.

En aquel entonces, al autor hizo hincapié en que estas bombas suponían un nuevo tipo de peligro para la humanidad, ya que podrían acabar con el mundo entero. El “arma definitiva” podría dejar el planeta “a merced de pocos hombres con unos pocos botones”.

Mann precisa que las bombas del juicio final “no son armas militares”, ya que en caso de usarse en una guerra, matarían a todas las partes del conflicto. En su lugar, “permitirían un despiadado chantaje”, advierte el autor.

A continuación, Mann menciona el libro de Herman Kahm ‘Sobre la guerra termonuclear ‘ en la que se describen tres formas de poner fin al mundo: cambiando drásticamente el clima, quemando todo en un holocausto global y matando a todos los seres vivos con la radioactividad.

Aunque el autor tacha al primer escenario de “ciencia ficción”, asegura que los dos siguientes ya han sido trabajados por científicos. La primera etapa serían bombas capaces de eliminar a un país, que luego se desarrollarían para poder eliminar a toda la humanidad. Las bombas capaces de destruir un país entero empiezan como grandes explosivos de hidrógeno, con un poder de 1000 megatones. No obstante, el autor advierte que se pueden fabricar bombas de cualquier tamaño y “no hay límite”.

A continuación, Mann explica que el efecto de una bomba se define en gran parte por cómo se usa. En concreto, precisa que una explosión en el suelo o cerca, calienta el aire expandiéndolo y haciendo añicos todo en su alrededor.

No obstante, no es suficiente para acabar con un país o un continente. Por el contrario, si la bomba es activada a gran altitud, no hay aire para crear una explosión. Pero sin aire, el calor no se absorbe, sino que viaja como la luz en líneas rectas, sin obstáculos, atravesando largas distancias por encima de la atmósfera. Luego, quema el terreno de enorme tamaño, como si la bomba estuviera en todas partes.

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