Un equipo internacional de científicos, liderado por el español Carlos Carrasco-González, ha “perseguido” durante 18 años a una estrella masiva y ha logrado observar en tiempo real una de las primeras etapas de su evolución.
Aunque el proceso de formación estelar dura centenares de miles de años, los investigadores han conseguido captar la gestación de un chorro de gas supersónico, también denominado “jet”.
Para ello, usaron dos imágenes tomadas por el radiotelescopio Vary Large Array (VLA) en 1996 y 2014, además de información de muchas observaciones obtenidas durante 18 años.
La región examinada se conoce como W75N y lo que llevó entre 1996 y 1999 a José María Torrelles, Guillem Anglada y José Francisco Gómez (del CSIC y firmantes de este trabajo) a estudiarla fue que contenía muchas estrellas masivas en formación.
Entre otras cosas, hallaron que la estrella W75N(B)-VLA2 se comportaba de forma muy peculiar, con un viento poco colimado (el material se aleja de la estrella en muchas direcciones), mientras que las ya conocidas o las otras que estaban en la misma región tenían vientos muy colimados (el material sale en una sola dirección).
Años más tarde, Carrasco-González, ahor
a en la Universidad Nacional Autónoma de México en Morelia, también comenzó a estudiar esa zona interesado en las estrellas con viento, “y ahí estaba otra vez VLA2, que seguía evolucionando de forma muy extraña”, relató a Efe.
En 2013, los investigadores decidieron poner en común los datos sobre VLA2 y realizar más observaciones.
Así, concluyeron, tal y como se describe ahora en la revista Science, que W75N(B)-VLA2, situada a 4.200 años luz de la Tierra, ha cambiado drásticamente el modo en que expulsa materia, pasando de hacerlo de forma prácticamente esférica a adoptar una forma alargada, con la eyección concentrada a lo largo de una sola dirección.
Las teorías actuales predicen que las estrellas jóvenes deben expulsar materia en forma de chorros colimados (en una sola dirección).
Guillem Anglada, del Instituto de Astrofísica de Andalucía, explicó, no obstante, que en estudios anteriores se había visto que algunas estrellas masivas muy jóvenes pasan por episodios breves en los que expulsan materia en todas las direcciones, según el CSIC.
“Sospechábamos que en algún momento debería producirse la transición hacia la fase de colimación. Esta transición es justamente lo que estamos presenciando en W75N(B)-VLA2”.
Para Carrasco, este trabajo ayuda a entender cómo se forman las estrellas y en particular cómo se forman las estrellas más masivas que nuestro Sol.
Las estrellas se forman inicialmente como bolas de gas muy poco masivas (mucho menos masivas que nuestro Sol) y van creciendo a base de incorporar material de sus alrededores.
“Una de las cosas más importantes que aprendimos es que un aspecto fundamental son los vientos colimados. Las estrellas los necesitan para que el material del disco pueda caer en ellas”, según Carrasco.
“Entender cómo funcionan los vientos nos da información muy importante sobre cómo se forman las estrellas y planetas”.