Según datos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México cerca de seis millones de personas tienen alguna discapacidad, lo que representa 5.1 por ciento de la población nacional.
Por lo regular, una parte importante de este sector tiene mínimo o nulo acceso a sistemas de salud y, en particular, a recibir atención dental. La mayoría de los hospitales cuenta con su área de estomatología, sin embargo, no a todos los pacientes se les brindan cuidados en condiciones de equidad ni son considerados en los programas de prevención.
Además, en ocasiones debido a la prioridad de su compromiso sistémico constituyen el último servicio médico al que acuden, indicó Patricia López Morales, académica del posgrado de la Facultad de Odontología (FO) de la UNAM.
Los individuos con discapacidad son más propensos a sufrir problemas bucodentales por varios factores, como la falta de psicomotricidad fina, lo que dificulta una higiene adecuada. De igual manera, en algunos la comunicación puede verse afectada, lo que deriva en dificultades para expresar su dolor y sintomatología.
Para este sector el aseo bucal en casa puede ser complicado por las limitaciones y en ocasiones es necesaria la ayuda de un cuidador. Por ello, los odontólogos sugieren modificaciones a los cepillos dentales a fin de optimizar esa tarea; sin embargo, en el país esos aditamentos no son accesibles para la mayoría, pues algunos son importados.
Ante esa perspectiva, un grupo de estudiantes de la especialidad de Odontopediatría del posgrado de Odontología diseñó un prototipo para pacientes con discapacidad psicomotora y comparó su efectividad con uno convencional a través del registro y control de placa dentobacteriana.
La prueba piloto del proyecto se realizó en tres grupos de pacientes infantiles con problemas de psicomotricidad: síndrome de Down, discapacidad sensorial y física. En total fueron nueve, a quienes se les elaboró un cepillo personalizado.
Sandra Luz Galván Rivera, Ana Laura Leal Ruiz, Martha Eugenia Olvera Tapia, Tania Saucedo Arreguín y Alejandra Zamarripa Oñate, hoy egresadas de la especialidad, emprendieron esa tarea como parte del curso del Seminario de Metodología de la Investigación, a cargo de Fernando Ángeles Medina.
El propósito es utilizar materiales de uso rutinario y común (que se emplean en la clínica o en laboratorios dentales), lo que abarata los costos; además, se pretende que los alumnos logren patentar sus desarrollos y ponerlos en práctica con poblaciones vulnerables.
“Decidieron adaptar cepillos dentales comunes para elaborar tres diferentes prototipos y evaluar, entre un grupo de nueve pacientes, cuál podría funcionar mejor”, explicó López Morales.
Se buscó que fueran adecuados, con colores llamativos y formas atractivas para motivarlos a cepillarse y brindarles autonomía en el aseo bucal. “Una persona con problemas de psicomotricidad puede no ser capaz de sujetar ese instrumento por sí solo y depender de alguien más para esa actividad”, reiteró.
Para el diseño, las estudiantes establecieron el tamaño de la cabeza y cuello del cepillo, así como un espacio antiderrapante para una mejor sujeción por medio de la ampliación del mango y la colocación de muescas.
Entre los resultados obtenidos destaca que en los pacientes monitoreados la placa dental disminuyó, en promedio, 68 por ciento, y la técnica de cepillado mejoró; algunos de ellos lograron autonomía para realizar esta actividad. Lo ideal sería que, con base en esto, se fabriquen los prototipos de manera masiva.
“Esta población tiene una serie de necesidades, además de complicaciones de salud que deben atenderse. Pasa desapercibido algo tan significativo y fundamental como el cuidado para una higiene bucal adecuada y promover en la población la consulta preventiva. Fomentar la competencia de los odontólogos para la atención estomatológica de este sector impactará de manera favorable en su calidad de vida”, concluyó.