Cumplió 11 años en diciembre. Su cara todavía refleja la inocencia de la primera infancia, de estatura corta y cabello rubio. Su imagen no parece la de una tiradora, pero en su primera Olimpiada Nacional Andrea Regina Balboa González subió a lo más alto del podio luego de vencer a 22 competidoras de 11 estados en las pruebas de rifle de quebrar.
“Sí, era la más chiquita, de hecho las demás niñas se sorprendieron, porque yo era la más chaparrita y por eso se confiaron, pensaron que no podía ganar, pero ya les enseñé que sí”, afirma al finalizar su primera competencia nacional.
“Llevo apenas nueve meses entrenando, empecé en un club de tiro y después me invitaron a ser parte del equipo de Tamaulipas de tiro al blanco. Desde chica me gustaba, mi papá nos llevaba a mi hermana Ximena, que tiene 12 años, y a mí a tirar pero como pasatiempo. En una ocasión nos observaron y vieron que teníamos buena puntería, por eso nos invitaron al club y al equipo para entrenar con ellos”, rememora.
Su primera competencia fue el regional en Coahuila, donde ganó el pase a su primera Olimpiada. Ya instalada en la fase nacional tuvo que superar los nervios de la primera vez y acertar primero 30 tiros para acceder a las finales y después colocar 20 tiros para conquistar el metal dorado.
“Cuando llegamos aquí y vi el lugar de la competencia (el Polígono Panamericano de Tiro) me asombré mucho, porque está muy grande y muy padre y las competidoras se esfuerzan mucho, no sabía a lo que me iba a enfrentar. El lugar donde entrenamos es más pequeño, pero alcanza bien para los que somos en el equipo”, comparte.
La estudiante de sexto año de primaria confiesa que su expectativa no era el oro. “Me siento muy feliz de haber ganado, le agradezco mucho a mis profes que me entrenan y se han esforzado. Honestamente no me lo esperaba porque había muchas niñas. Un tercer lugar sí, pero no pensé que iba a ser oro, estoy muy emocionada, es lo mejor que me ha pasado”.
Pero lograrlo no fue cuestión de suerte: Andrea Regina dedica mucho tiempo a su preparación. “Entreno de 4 a 6 de la tarde de lunes a domingo, pero me gusta y le echó ganas, me esfuerzo. A mí me encanta el tiro, cuando vi que tenía la posibilidad de ganar oro me sentí muy feliz, pensé que sí aproveché mi tiempo de entrenar y que todos los tips que me han enseñado mis profes me han servido”.
Dedicarse a esta disciplina no es algo común entre sus amigos. “Mis compañeros de la escuela están asombrados porque nunca se habían imaginado que una niña practicará tiro al blanco, pero me desearon mucha suerte. Mi maestra y el director me apoyaron, tuve que faltar 14 días para venir a la Olimpiada, pero me dieron permiso porque tengo buenas calificaciones, sé que la escuela y el deporte van agarrados de la mano, si no le echas ganas a la escuela, tampoco voy a poder dedicarme al tiro, entonces hago lo posible para salir bien”, reconoce.
El futuro es prometedor, para la joven tiradora y su apuesta es llegar a ser seleccionada nacional, aunque para llegar a ese objetivo sabe que tiene que trabajar más duro y ser más disciplinada, claves para lograr el éxito.