Alrededor de 500 aficionados formaron parte de un recibimiento masivo a Chivas en la Ciudad de México previo al Clásico Nacional. Bajo las órdenes de los líderes de la barra rojiblanca, el equipo de José Saturnino Cardozo llegó entre empujones, gritos, cánticos, banderas y una policía intimidada por los barristas, informó Mediotiempo.
La cita fue en punto de las tres de la tarde en la puerta de llegadas nacionales del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Ahí, poco a poco comenzaron a llegar los seguidores. Familias con niños y bebés, grupos de amigos, parejas y demás iniciaron con la logística comandada por los líderes de la barra.
El pasillo comenzó a tomar forma mientras en la parte de las escaleras las banderas e instrumentos eran desempacados y afinados para la fiesta del Rebaño. No había prisas, pues el vuelo del equipo aún no aterrizaba. La situación se tornó un poco violenta con los lideres empujaron sin distinción a los aficionados llevando a su paso a niños que estaban en primera fila para ver pasara a su ídolos, no pasó a mayores.
Cuando todo parecía estar listo, los tambores y trompetas entonaron las tradicionales melodías para acompañar los cánticos. Seguidores portando turbantes rojiblancos se abrieron paso con una gigante lona anunciando la llegada de la “hinchada mundialista” ante la competencia que el Árevalo disputará en diciembre.
La policía solo era partícipe de las órdenes de los barristas, unos observadores que en ningún momento impusieron orden luego de que los medios de comunicación fueran agredidos por los mismo organizadores del festejo. Golpes, empujones e insultos fue la forma en la que los fanáticos desplazaron a la prensa, que previamente había sido colocada en un punto específico por ellos y los elementos de seguridad.
“Si no se mueven, les daremos la ‘vergiza’ de su vida (SIC)”, eran las amenazas repetitivas ante camarógrafos y fotógrafos que fueron desplazados sin aviso y por medio de violencia.
Con un ambiente más calmado, apareció José Luis Higuera en el pasillo, director general de Chivas, y detrás de él los jugadores protegidos por los mismos barristas y seguridad del club. Cardozo fue de los más asediados junto con Raúl Gudiño y Alan Pulido, incluso el delantero fue el único que se detuvo un par de segundos para saludar a dos pequeños hermanos.
Así terminó la fiesta, con la basura propiciada por la afición que fue recogida por los amoldados de limpieza del AICM. Una vez que el camión dejó las instalaciones aeroportuarias, los seguidores poco a poco replicaron la acción para mañana ser puntuales en el Estadio Azteca. El Rebaño llegó con las bajas de Orbelín Pineda y Eduardo López.
Source: Deportes