La arquera Mariana Avitia, medallista de bronce en Londres 2012, se colocó a la derecha de sus compañeros y escuchó a Lee Wong, entrenador nacional, dar los resultados del primer proceso de evaluación rumbo a Río 2016. Juntó las manos y apretó los dedos al oírse quinta con 51.00 unidades, seis abajo del cuarto sitio, que la hubiera mantenido en la pelea por ir a sus terceros justas olímpicas.
Tensó el rostro y, mientras las preseleccionadas (Aída Román, Alejandra Valencia, Karla Hinojosa y Gabriela Bayardo) posaban para la fotografía, se escurrió hasta la bodega del complejo de tiro con arco, llamado Londres 2012, como recuerdo del 2 de agosto de ese año en el que ella y Román dieron a México sus primeras preseas olímpicas en este deporte.
Ahí soltó el llanto. Mientras sus amigos la abrazaban, ella comenzó a guardar sus arcos. “No me faltó nada, tengo el nivel pero no salieron las cosas”, se defendió la regia, octava en Beijing 2008 y tercera en Londres 2012. “Estuve dos años fuera de selección, eso lo hace complicado”.
Tras 2012 prefirió la Universidad y asuntos personales. Volvió a finales de 2015, pero el nivel del equipo, que ella ayudó a colocar entre los mejores del mundo, no le permite ahora ser infiel al alto rendimiento.
“Estoy a punto de recibir mi título, no me arrepiento. No quería ser una deportista que se titulara a los 30 años, o como muchos otros que nunca lo hacen”, dijo. “Seguiré entrenando; viene Tokio 2020”.
Avitia se retiró con su maleta a la villa que pronto dejará para volver a Monterrey. Verá los Olímpicos en casa y con 22 años buscará revancha con miras al próximo ciclo.
Información de Excélsior