Tiene “Piojo” una madre orgullosa

Cuando Miguel Herrera tenía apenas dos años de edad, Marisela Aguirre, aficionada americanista, llevó al pequeño al Estadio Azteca para una Final entre las Águilas y Cruz Azul.

Poco más de 40 años después, el “Piojo” se catapultó hasta la Selección Mexicana gracias a la reedición de aquel partido en el Clausura 2013, cuando el América venció a La Máquina en un cierre de alarido que provocó el momento de mayor orgullo en la mamá del entrenador.

“Le dije ‘ya me puedo morir, hijo’”, recordó. “Ese fue el momento más hermoso para mí”.

Aguirre vio ese partido ya no con Herrera sobre sus hombros, sino en un Estadio Azteca igual de repleto pero en palco preferencial. Porque Doña Chela presume haber seguido a su hijo desde que éste jugaba en los llanos y una piedra servía de butaca, aun cuando al pequeño jugador no le gustaba tener a su madre de testigo.

“Me decía ‘mamá, no vayas’. ‘Pero ¿por qué no?, porque te enojas porque me gritan de cosas”, relató.

A Aguirre le gusta celebrar el Día de las Madres entre su numerosa familia, donde Miguel, el tercero de seis hijos, fue desde pequeño una mano derecha entre todos los hermanos.
“Desde chico siempre ha estado muy pendiente de mí, ha sido más que mi mano derecha… él dice que es el papá de todos”, platicó.

Incluso agradece el ‘look’ de joven del “Piojo” –más conocido como “Güero” en la casa materna– porque una de sus hermanas menores lo seguía tanto que le gustaba cortarse el cabello como él.

Desde pequeño, el “Piojo” no dejaba pasar un 10 de mayo sin llevar flores a la casa, aun si éstas eran robadas de los jardines de la Colonia Narvarte de su infancia.

Pero una de los momentos de mayor orgullo que guarda Marisela fue cuando el “Piojo” aguantó el “no” de medio hospital mientras intentaba llevar un doctor a casa para que vieran a su madre enferma. Hasta que convenció al director.

“¿Quién le iba a hacer caso? Nueve años tenía, chaparrito, flaquito, rubio, rubio, rubio, sus ojitos azules, todo desabrido”, rememoró.

“Entonces el director le dijo ‘por tu tenacidad’. Llamó al médico y me fueron a ver y luego me mando decir el director que tenía yo un hijo ejemplar que se deshacía por su madre”.

Madre a los 17 años, abuela a los 34 y bisabuela pasando los 64, Marisela Aguirre adopta un papel similar en la Selección Nacional, donde sus consentidos son Paul Aguilar y el “Maza” Rodríguez, entre muchos otros que conoció en Brasil 2014.

“Chicharito es un encanto. Guardado, tan agradable persona”, agregó. “Me tocó convivir con ellos en el convoy de la Selección, entonces también yo les digo que son como mis nietos”.

[MEDIOTIEMPO]