La suerte y el oficio le bastaron a Tigres para obtener el séptimo título de su historia, pues no requirieron de espectáculo ni grandes dosis de contundencia.
El único gol que se marcó en toda la serie sirvió para que los regiomontanos dejaran al León con las ganas de coronarse ante su gente. El equipo del Tuca no requirió de un Gignac contundente ni mucho menos.
Más bien hizo valer el enorme momento de Nahuel Guzmán para aguantar los embates de La Fiera, que se murió con la cara en alto pero extrañando toda la contundencia que tuvo durante la Fase Regular, cuando fue el equipo más goleador.
Sin embargo, esta vez no solo se quedó sin José Juan Macías porque lo cedió al Mundial Sub 20 (el mejor goleador mexicano del Clausura 2019) sino también sin Ángel Mena porque se lesionó a la media hora del partido disputado en un Estadio León repleto pero frustrado. Cuando el juego todavía era de igual a igual, con Mena aún en la cancha, Tigres buscó atacar con los únicos momentos donde lució al frente, principalmente gracias a Javier Aquino, aunque sin inquietar demasiado a Rodolfo Cota.
Al contrario, el León siempre buscó el juego, pero en cada llegada verdaderamente peligrosa se encontró con Nahuel , quien durante la recta final realizó dos de las atajadas clave, primero al desviar por abajo un disparo casi imposible de Jean Meneses y luego al tapar un cabezazo de Vinicio Angulo. Así, los Tigres mantuvieron intacto su arco para valerse de un global de 1-0 tras maniatar a una Fiera que ya hubiera querido marcar en esta Final alguno de los 41 tantos de la Fase Regular.
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