CUANDO VES LAS barbas de tu vecino cortar (y las de tu tocayo de apellido) pon las tuyas a remojar, tal es el caso del exgobernador César Duarte, quien bien podría verse como reflejo de un espejo dizque justiciero que emitió sentencia en contra de su exhomólogo de Veracruz, Javier Duarte, pues las similitudes van más allá de sus funciones, partido político y acusaciones por corrupción, y es que ambos también comparten al mismo abogado, Ricardo Reyes Sánchez Retana, reconocido leguleyo que siempre ha purgado por los casos difíciles y polémicos, tan es así que con el exmandatario veracruzano ya se apuntó una victoria que podría mostrarle el camino en la defensa del oriundo de Balleza.
Nueve años de sentencia, con la posibilidad de reducirlos a la mitad, así como el pago de una multa irrisoria por parte de Javier Duarte, ha puesto en jaque a las autoridades estales por las similitudes de ambos casos, a pesar de que en el expediente del exgobernador de Veracruz, la PGR todavía contaba con más pruebas en su contra, no así en lo que respecta a César Duarte, a quien incluso la Procuraduría exoneró y su detención sigue siendo un sueño guajiro para el gobernador Javier Corral, a quien dicho sea de paso, se le vio mortificado tras la sentencia emitida en contra del Duarte veracruzano.
Además, para acabarla de amolar en eso de ver al Duarte chihuahuense tras las rejas, el juez que sentenció al exgobernador de Veracruz no es otro que quien exoneró a Alejandro Gutiérrez, exsecretario general del CEN del PRI, preso que porta un brazalete en espera de ser purificado de sus culpas en el CERESO de Aquiles Serdán. Y es que al presidente Enrique Peña Nieto el reloj se le agota, por lo que deberá amarrar los cabos sueltos antes de su despedida del gobierno federal.
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HABLANDO DE “LA Coneja” en el sombrero, esta noche y como todas desde hace tiempo, casi casi como si de misa se tratara, Alejandro Gutiérrez, el exsecretario del PRI nacional, pisará de nueva cuenta los juzgados federales, pero en esta ocasión para determinar si el Estado de Chihuahua es colocado como una víctima más de sus estrategias para sustraer dinero del cajón, así que la novela continuará al menos por unas semanas más, aunque hoy la batalla legal será crucial para los intereses del gobierno estatal, si es que buscan contener al coahuilense en manos de la justicia local.
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MALDITA HERENCIA CON la que se quedó la alcaldesa Maru Campos en el periférico De la Juventud, pues los 15 milímetros de lluvia que cayeron el miércoles por la tarde fueron sólo una muestra de la problemática que ocasionará el llamado “Paseo Central”, el nuevo mall de alta alcurnia que se dice de primer mundo, pero que ocasiona desmanes dignos del quinto, y es que a decir de los más enterados, la construcción de dicho centro comercial que asegura ser la última Coca-Cola en el desierto, es lo que provocó la inundación en la intersección del periférico De la Juventud y Haciendas del Valle, ya que su aparición obstruyó el paso natural de los arroyos que desataron el caos.
Vaya, los permisos otorgados por el Ayuntamiento hoy son el terror del actual, y es que según los que más saben, éstos se expidieron durante la administración del exalcalde Javier Garfio, exconvicto de la Operación Justicia para Chihuahua, quien le dejó una tarea complicadísima a la presidenta municipal, entre el desarrollo urbano y la protección civil.
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A CASI TRES años de que se releve la gubernatura, esa misma que pelearán azules, tricolores, independientes y morenos, los malosos nos dicen que donde las cosas se están poniendo color de hormiga es con éstos últimos, pues aunque el senador Cruz Pérez Cuéllar, expanista y exnaranja, llevaría la delantera por su escaño en la Cámara Alta, la decisión de un expriista lo tendría con el Jesús en la boca, ni más ni menos que el exalcalde Marco Adán Quezada, cuya cercanía con Fernando Tiscareño, el excandidato a la Presidencia Municipal de la capital, lo tendría en la órbita de los izquierdosos muchachos, cuya zurda cada día se pierde más entre tanto chile con queso de ideologías políticas que no tienen ni pies ni cabeza.
Source: Columna