Los ecos de la marcha del 8M se pusieron igual de intensos que la marcha misma en lo que respecta a la política local, tanto, que el golpeteo pegó de llenó en la Tribuna del Congreso del Estado, en donde panistas y morenistas se dejaron caer en acusaciones mutuas, vaya, no cabe duda que ya huele a año electoral y una protesta legítima se politizó a tal grado que los ánimos se caldearon en el Pleno, pues el PAN, desde su dirigencia estatal que encabeza Gabo Díaz y desde la coordinación del Grupo Parlamentario que comanda Alfredo Chávez, fueron claros en culpar a Morena de contratar a infiltrados para generar violencia y ocasionar los múltiples daños en las sedes del Ejecutivo, del Legislativo, la Rectoría de la UACH y hasta en la Presidencia Municipal, mientras que los morenos no se quedaron callados y calificaron de calumnias los dichos azules, sin embargo, la última palabra la tendrá la Fiscalía General del Estado, pues ya existen carpetas de investigación abiertas y un par de detenidos, hombres por cierto, quienes habrán de soltar toda la sopa y ahí sabremos si el PAN se excedió o si Morena mintió. Al tiempo.
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Y quien rápidamente se deslindó y de paso también se lanzó contra panistas y empresarios por acusar al morenismo de estar detrás de los infiltrados en la marcha del 8M en Chihuahua capital, fue Lucha Castro, la exconsejera de la Judicatura Estatal y pseudoactivista que durante el quinquenio de su amigazo Javier Corral, en donde por cierto los feminicidios no cedieron, jamás se atrevió a alzar la voz ni a enviar a sus colegas “feministas” a protestar de la manera que se vio el miércoles.
Además, Lucha también presumió que se unió a las protestas por el 8M, pero desde Barcelona, España, ciudad en donde vive desde hace tiempo y en la que se refugió primero por motivos de salud y después porque acá en Chihuahua se le destapó el cochinero que armó cuando le tocó coordinar la elección de casi 60 jueces con la intención de secuestrar al Tribunal Superior de Justicia del Estado.
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Si del quinquenio de la simulación se trata, y luego de que uno de los actores principales de la mal llamada Operación Justicia para Chihuahua fuera puesto en libertad condicional por un juez federal, hablamos de Paquito González, alias “El Torturador”, vaya que los morenistas afines al exgobernador Javier Corral y uno que otro exfuncionario afín a don Javi, celebraron y presumieron la resolución del juez que modificó la medida cautelar en contra de González Arredondo para que continúe su proceso fuera del CERESO de Aquiles Serdán, y aunque lo vieron como una victoria, lo cierto es que dos que tres duartistas acusados y encarcelados por Paquito, entre los que destacan el exauditor Jesús Esparza, el exsecretario de Educación, Marcelo González Tachiquín y el exlíder sindical Alex Villarreal, no se quedarán de brazos cruzados y buscarán las formas legales para que su presunto torturador vuelva la fría celda en la que permaneció desde el 21 de noviembre del año pasado hasta este miércoles 8 de marzo.
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El que reapareció a un lado del alcalde Marco Bonilla allá en las obras del Distribuidor Vial Sur, una de las obras insignia de la actual administración municipal, fue ni más ni menos que el exalcalde Gustavo Ramos Becerra, quien fuera presidente municipal de la capital en el trienio de 1995 a 1998, es decir, un priista de los de antaño que después probó suerte en el PRD y que ahora ha reaparecido en la vida política y social de la ciudad que gobernó, y no porque trate de renacer en la grilla, sino porque el alcalde Bonilla se ha sabido rodear y tomar el consejo de quienes le antecedieron en el cargo, desde tricolores hasta azules, pues bien dicen que más sabe el diablo por viejo, que por diablo.
Source: Columna