AUNQUE A NIVEL deportivo el tema ha causado un montón de revuelo, lo cierto es que en la política local también ha tenido sus repercusiones, y es que la “brillante” idea del presidente de la Liga MX de futbol profesional, Enrique Bonilla, de desaparecer el descenso durante cuatro años, pegó duro y directo en los intereses de la secretaria de Innovación y Desarrollo Económico del gobierno estatal, Alejandra de la Vega, dueña de los Bravos de Juárez, uno de los seis equipos del Ascenso MX que cuentan con toda la estructura para lograr un lugar en la división de oro del fucho mexicano, y que a decir verdad, se ha quedado en la orilla un par de veces, una en el 2016 y otra el año pasado.
Tal situación de eliminar el sistema de competencia para que equipos de la liga de plata puedan codearse con los “grandes” del futbol, aún continúa en veremos y está siendo analizada por la mesa directiva de la Liga MX y por los dueños de los equipos, sin embargo, en caso de que exista luz verde, estancaría los proyectos para hacer de Bravos una escuadra de primera división y por supuesto con la construcción de un nuevo estadio, ese que el gobernador Javier Corral anunció desde hace un año para Ciudad Juárez y que según trascendió, hasta ya el terreno tenían.
Además, otro golpe a los planes del Estado de consentir a los Bravos también se está gestando, pues a mitad de semana, el presidente de la Federación Mexicana de Futbol, Decio de María, sugirió apegarse a un fair play financiero, en donde quede prohibido leg si almente que los gobiernos estatales se pongan pamboleros e inviertan billetes en los equipos, tal como lo tenía planeado el gobernador Javier Corral o como ya ha ocurrido en otras entidades de las que sobran ejemplos: el priista Miguel Ángel Osorio Chong con los Tuzos del Pachuca; el también tricolor Fidel Kuri con los Tiburones Rojos del Veracruz; el panista Rafael Moreno Valle con el Puebla y por supuesto el chamaco verde y RBD, Manuel Velasco, con los Jaguares de Chiapas, es decir, colgarse de una pasión futbolera y envolverla con política.
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EL QUE A mitad de semana se reencontró con viejos amigos en la casa de uno de ellos, es el precandidato del PRI a la alcaldía de Chihuahua, Alex Domínguez, quien se reunió el miércoles con el ex presidente municipal de la capital del estado, Marco Adán Quezada, así como con el ex diputado federal y ex funcionario de Gobierno del Estado, Maurilio Ochoa Millán, los cuales a decir de los malosos que estuvieron en el encuentro, le ofrecieron su apoyo de cara la campaña que se viene y a las elecciones del 1 de julio, en donde Domínguez buscará destronar a la alcaldesa Maru Campos, quien por cierto ayer se lució en la inauguración del trébol de la Homero.
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A QUIEN TIENEN en suspenso y prácticamente a PAN y agua grillero, es a la diputada local azul, Lili Ibarra, ya que ayer todavía se mordía las uñas por saber si la Comisión Permanente del bolillazo le aprueba o no la reelección por el Distrito 9 con sede en Ciudad Juárez, y es que tal parece que las recientes declaraciones filtradas a través de un audio, en donde afirma que le vale el partido que la puso en el poder de una curul, calaron hondo en la cúpula panista que encabeza Fernando Álvarez Monje y el gobernador Javier Corral, quien tendrá la última palabra.
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TREMENDO OSO LEGISLATIVO el que se aventó ayer el diputado Pedro Torres en plena sesión, pues en su afán de conmemorar el asesinato de la periodista Miroslava Breach, ocurrido el 23 de marzo del 2017, el morenista se adelantó un mes y aseguró que mañana, es decir hoy 23 de febrero, se cumple un año del crimen, lo que obviamente despertó desconcierto, pero que aun así sus colegas legisladores no se quisieron ver crueles y le siguieron la corriente, tan es así que hasta guardaron un minuto de silencio por la memoria de la corresponsal de La Jornada.
Source: Columna