Hoy en día Irma Serrano, “La Tigresa” se ha olvidado de los escándalos en los cual estaba envuelta y lleva una vida tranquila, alejada de los medios, bajo el cuidado de su prima, María del Carmen Morales Serrano; su esposo, Luis Enrique García, y su hija, Dely, con quienes vive en la ciudad donde nació, Comitán, Chiapas, informó Vanguardia.
¿Cómo pasó el fin de año?
La Navidad no me gustaba, nunca he sido religiosa, ni cursi; no soy de poner árboles o adornos, pero desde que vivo con mi familia aquí, las Navidades han sido bonitas, rodeadas del amor de mis seres queridos. Todos ellos organizan los festejos, yo no hago nada (ríe), pero sí me tomo mis copitas de vino tinto.
¿Quién iba a decir que a mis años disfrutaría una Navidad? He vivido mucho, viajé, amé, gocé, sufrí, hice todo lo que quise. Mi vida estuvo marcada por el drama, pero todo cambió para bien desde que mis sobrinos, Carmela y Luis Felipe, me rescataron del pozo en el que estaba hundida, y me alejaron de la gente mala.
¿Quién le puso La Tigresa?
Un empresario hizo que me pintara el pelo de negro, y los ojos muy marcados, como un felino. En ese tiempo hice una fotonovela llamada La Tigresa; también fue por la combinación de mi voz gruesa, mi cuerpo y personalidad fuerte, así que todos empezaron a llamarme así.
¿Su carrera le dio para vivir con lujos?
Siempre fui una mujer de trabajo, pues además de cantar y actuar, también era empresaria, con mi teatro Fru Fru; hice política, y luego mis negocios. Desgraciadamente, hubo personas a mi alrededor que abusaron y me robaron.
¿De salud cómo se encuentra?
Muy bien, no me duele nada, aunque a veces se me olvidan algunos nombres o cosas, pero es normal para mi edad.