La fiesta más exclusiva del mundo está a punto de comenzar. Hollywood está listo para celebrar a sus creadores en una ceremonia exclusiva que además promete ser épica al reunir, bajo el techo del Dolby Theatre de Los Ángeles, a lo más selecto del séptimo arte.
La de mañana será la noche más dorada del año, que comenzará a las 17:30 horas con la espectacular alfombra roja de diez metros de ancho que se extiende por casi 200 metros desde Highland hasta las escalinatas que llevan al interior del lujoso recinto. Serán 3 mil 401 los invitados al cumpleaños número 87 del Oscar, quienes aplaudirán a los ganadores en las 24 categorías artísticas y técnicas, que culminará con una fastuosa recepción en el Governors Ball, salón ubicado en el mismo recinto.
Asistir a una ceremonia del Oscar es una misión casi imposible, inclusive para sus propios miembros, que rebasan en número la capacidad de las butacas disponibles.
Los boletos no se ponen a la venta, sino que son asignados de manera personal, empezando por los nominados del año y las figuras con mayor relevancia en Hollwyood: los dueños de los estudios, patrocinadores, productores, directores, actores, presentadores y posteriormente, si aún quedan, son repartidos a las cabezas de los distintos gremios fílmicos que constituyen la industria del cine y ahí se puede seleccionar a algunas personas del público.
Todos ellos, descienden de sus mil 200 flamantes limusinas sobre Highland Avenue (cerrada con casi una semana de anticipación), para luego recorrer unos metros de alfombra e ingresar a una carpa, donde se encuentra un filtro de seguridad oculto a la vista de las cámaras.
Y es que la seguridad es un asunto mayor en la entrega del Oscar. La circulación vehícular se cierra un par de cuadras a la redonda y la policía despliega un imponente dispositivo que incluye a francotiradores (sí, como el tema central de la película de Clint Eastwood que este año busca seis premios Oscar) apostados en los techos de los edificios aledaños.
Por lo mismo, todos los invitados son revisados con lujo de detalle, lo mismo que sus invitaciones, para posteriormente, permitirles el acceso a la alfombra más glamourosa del mundo.
Millones de dólares en vestidos de diseñador, smokings, joyas y accesorios desfilan por la red carpet, flanqueda por unos 700 afortunados cinéfilos que se registraron con al menos seis meses de anticipación y que son citados a las 10:00 de la mañana, es decir diez horas antes de que inicie elshow que en ocasiones incluye extravagantes vestuarios como el atuendo de Cher en 1986 o el vestido de cisne de Bjork en 2001, como cita la página de la BBC.
Del otro lado de la alfombra ocurre el otro espectáculo, con cientos de medios de comunicación de todo el mundo y decenas de fotógrafos que destellan sus flashes al paso de las estrellas del cine.
También desfilará el maletín de la consultora Price Waterhouse Coopers, la firma encargada de contar los votos emitidos por los miembros de la Academia, que son llevados al recinto custodiados bajo un estricto control de seguridad.
Sólo dos consultores conocen el resultado final, y son ellos quienes van entregando los sobres con las ternas y con el ganador que se entregarán a los múltiples presentadores.
La primera entrega del Oscar realizada en 1927 fue albergada en el Hotel Roosvelt, localizado casi enfrente del Dolby Theatre de Hollywood Boulevard, llamado Kodak Theatre hasta el 2012, año en que la empresa fotográfica se declaró en bancarrota.
Otros de los recintos que dieron hospedaje a la estatuilla dorada a lo largo de los años han sido el Dorothy Chandler Pavilion, Los Angeles Music Center y el Shrine Auditorium.
El anfitrión, en este caso Neil Patrick Harris, así como los presentadores y cantantes, recibirán este año un paquete de regalo de los diversos patrocinadores con un costo cercano a los 100 mil dólares (millón y medio de pesos), entre los que destacan artículos de lujo como smartphones, televisores, ropa de diseñador y hasta viajes alrededor del mundo.
El premio de la Academia (su nombre real) es llamado Oscar de cariño desde 1931, cuando Margaret Herrick, una secretaria del organismo, al ver el galardón dijo que se parecía a su tío Óscar. El sobrenombre se hizo más común a principios de los años 30, y fue adoptado oficialmente por la Academia a finales de esa misma década.
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