Una nueva presa en la cárcel de Litchfield da la puntada en la tercera temporada de la serie Orange is the new black, el fenómeno –junto con House of Cards- de la televisión por streaming vía Netflix y que cuenta la historia real de Piper Kerman, la autora del libro en el que se basa el programa.
Hoy, luego de que la semana pasada se dieran a conocer en Estados Unidos los nuevos capítulos de la serie protagonizada por la atribulada rubia Taylor Schilling, a quien su trabajo le valió una postulación al Globo de Oro como mejor actriz de drama, se ponen a disposición del espectador los nuevos episodios, subtitulados al español.
Se trata de la historia de una mujer de la clase media estadounidense –llamada Piper Chapman en la ficción-, apresada por transportar dinero del narcotráfico y confinada a una prisión en 2004, una experiencia límite que tanto la serie –dirigida por Jenji Kohan, creadora de Weeds- como el libro describen con humor, ironía y gran realismo.
“Escribí el libro porque el lector tiene una idea muy diferente de lo que es la cárcel, cómo son los reclusos y los delitos por los que están allí”, dijo la autora en 2013, cuando se estrenaba tímidamente el programa, sin prever por entonces que se convertiría en un verdadero fenómeno de audiencia.
Kerman cuenta cómo si eres blanca y de clase media, recibes menos penas que una compañera negra y de clase baja, una desigualdad que denuncia e intenta cambiar mediante cursos y charlas en universidades y distintas organizaciones sociales de Nueva York, donde vive.
Una fuerte presencia de la religión, la escasez de productos de limpieza, detenidas al borde de la locura y adictas sin remedio que pierden dignidad y valor frente a los guardias a menudo despiadados e implacables, son narrados mediante situaciones absurdas no exentas de hilaridad y que han hecho las delicias de los muchos seguidores de la serie.
La directora Jenji Kohan (1965), ha dicho en varias oportunidades que ha usado el personaje central de Piper Chapman como un “caballo de Troya” que le permitió contar las historias de mujeres marginales.
“No puedes ir a una cadena y venderles una serie sobre las fascinantes vidas de un montón de mujeres negras y latinas, viejas, criminales…pero si tomas a esta chica blanca, este pez fuera del agua, y la sigues, entonces puedes expandirte y contar el resto de relatos. La vecinita de al lado, la rubia cool, te da un punto de partida muy fácil con la que se puede identificar el target de ciertas cadenas”, dijo.
“Mi punto de partida no es el de escribir series con una protagonista femenina. Me gustan los personajes, y sobre todo los personajes con muchas taras. Cuando llegan a mí de una manera u otra, les sigo. Lo primero que oí sobre Weeds fue ‘viuda suburbana, madre narcomenudista’ y pensé ‘vaya, esto es bueno’. Algo parecido me pasó con el libro de Piper”, agregó.
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