Kim Kardashian ha dejado a un lado las secuelas psicológicas que le quedaron por el atraco en París para volcarse en la recuperación de su marido, el rapero Kanye West, ingresado hace una semana por problemas psiquiátricos en el Centro Médico de UCLA, en Los Ángeles, publicó el diario Vanguardia.
La celebrity ha dejado a un lado “su desastre emocional” y se ha convertido en su principal pilar, han asegurado fuentes próximas a la pareja a la revista de chismes TMZ.
El cantante de 39 años cumple este lunes una semana ingresado en un hospital de Los Ángeles con un cuadro grave de trastorno del sueño y deshidratación, aunque a lo largo de los días se ha sabido que estas manifestaciones son consecuencia de la paranoia y depresión, dos procesos contra los que lleva tiempo luchando.
El rapero estaba obsesionado con que había personas que querían destruir su matrimonio, añaden las fuentes consultadas por TMZ. Kardashian se ha puesto como reto ayudarlo a mejorar y llevarlo cuanto antes de vuelta a casa. “Se está comportando como una devota esposa. Es un hombre afortunado”, añaden. Algunas fuentes aseguran que el artista podría abandonar el centro médico este lunes para continuar con el tratamiento en su residencia.
West pasó Thanksgiving en el hospital, y junto a él, Kardashian, cuyas idas y venidas, siempre acompañada de su nuevo equipo de seguridad, son convenientemente documentadas por la prensa.
El cantante ingresó en la unidad de psiquiatría el 21 de noviembre, tras anunciar que cancelaba su gira Saint Pablo Tour, de la que todavía quedaban 21 conciertos. Fue atendido por una “emergencia médica” tras recibir la policía local una llamada en la que alertaban de comportamientos erráticos del artista.