El medio estadounidense “The New York Times” publicó que parte de la comunidad menonita estaría realizando un éxodo fuera del estado de Chihuahua por el riesgo que mantienen los acuíferos, la corrupción dentro de la Comisión Nacional de Agua (Conagua) y la supuesta falta de apoyos o recursos del gobierno estatal.
Ante esto, el gobernador del estado, César Duarte Jáquez, descartó que existiera una migración de miembros de la comunidad menonita, por las razones ya descritas, y comentó que lo que se ha manifestado “es una buena broma”.
Se estima que en la actualidad existen unas 100 mil menonitas en todo el territorio nacional, de los cuales más de 90 mil se encuentran establecidos en la entidad chihuahuense, dedicándose en gran parte a los trabajos relacionados con el campo, mismos que necesitan del líquido.
El delegado de la Comisión Nacional de Agua (Conagua), Kamel Athie Flores, informó en días pasados que el agua subterránea en el estado de Chihuahua podría agotarse en 20 años, puesto que la sobre explotación y la apertura de pozos ilegales han generado una crisis en los acuíferos.
El medio extranjero señaló que Chihuahua es un claro ejemplo de los costos del uso excesivo de un recurso, pero puntualizó que el problema se encuentra dentro de Conagua, llamándolo como un “antro de corrupción” por los mismos agricultores menonitas, quienes denuncian los costos excesivos de la venta de permisos para los pozos hídricos.
Productores activistas, pertenecientes a El Barzón, han emprendido una lucha por el agua, con la finalidad de frenar los pozos hídricos ilegales que no solamente fueron cavados por agricultores menonitas, sino por empresas mineras que pretendían -o pretenden- instalarse en diversas regiones de la entidad chihuahuense.
El rotativo señala que “la defensa de los derechos por el agua puede ser mortal en Chihuahua, donde los vínculos entre la delincuencia organizada, la minería y la agricultura son turbios”, recordando el caso del asesinato de Alberto Almeida Fernández, ex alcalde que protestó contra los pozos ilegales y en contra de un proyecto minero canadiense.
Además de este caso, el rotativo estadounidense también recoge los casos de Manuelita Solís e Ismael Solorio, activistas de El Barzón, que fueron asesinados en el año 2012 y también emprendieron una lucha por la defensa del agua, así como el freno de pozos ilegales.