Augusto Pinochet encabezó la dictadura militar de Chile entre 1973 y 1990; marcando así los 16 años más oscuros de la historia de este país suramericano. “Duró tanto tiempo porque había países que la apoyaban, e Israel era uno de ellos”, opina la hija de un ejecutado político en septiembre de 1973.
Lily Traubmann asegura también que “todas las armas de la policía y el ejército chileno (durante la vigencia del régimen de Pinochet) eran israelíes”, así que exige la revelación de casi 19 000 documentos sobre la venta de armas y consejería de guerra entre Chile e Israel en los años de la dictadura. Sin embargo, el régimen de Tel Aviv rehúsa desvelarlos.
Aunque Israel sigue intentando encubrir las relaciones militares que tuvo con el gobierno de Pinochet, la estrecha cooperación entre estos dos regímenes es innegable: Hay abundante evidencia públicamente disponible de estos lazos en aquella época cuando el secuestro, el asesinato y la tortura se convirtieron en prácticas comunes para callar las voces críticas.
Las autoridades chilenas e israelíes se elogiaron uno al otro públicamente durante sus visitas recíprocas, muchas de las cuales se mantuvieron en secreto para calmar a la opinión pública. Hubo numerosos contactos estrechos entre las fuerzas aéreas de ambas partes, en las que se concretaron ventas de armas israelíes a Chile.
Curiosamente, las bombas de racimo chilenas, cuya tecnología fue vendida por Israel, terminaron en posesión de otro dictador: Sadam Husein, en Irak, quien las usó de forma masiva durante la guerra Irán-Irak (1980-1988) contra la nación persa. No obstante, no hubo objeción alguna en este escenario por parte del régimen de Tel Aviv.
El hecho de que Israel se convirtió en un importante proveedor de armas para el régimen de Pinochet dificultó al Gobierno de Estados Unidos imponer sanciones efectivas contra Santiago en 1977 a raíz de las violaciones de derechos humanos cometidas durante ese período por el régimen chileno.
Fuente: HispanTV
Source: Mundo