Papás que se parten en dos para educar

Noticias de Chihuahua.-

ARQUITECTO

“SOMOS UN EQUIPO, PERO HACE FALTA UNA MUJER”

“Realmente no es complicado, hoy en día la sociedad está súper abierta, porque lo de menos es ser papá soltero. Hay relaciones rarísimas y complicadísimas, y esto ha cambiado mi vida radicalmente, tienes que pensar por dos”. Así fue como definió Víctor Damm el hecho de ser padre y madre a la vez.

Víctor se desenvuelve en Twitter como @victordamm. Vive con su hijo del mismo nombre, después de una relación de tres años con su ahora exesposa, quien prefirió dejarlos al argumentar múltiples ocupaciones por sus actividades laborales. Víctor Damm tiene 33 años y le lleva 10 a ella. “No fue fácil, yo creo que ella debió haber pensado esto mucho tiempo y seguramente sufrió. No fue un recreo, y yo creo que también le faltan cosas por vivir, por lo que tomó esa decisión pensando en que era lo mejor para nuestro hijo”.

Le gustaría rehacer su vida

Él es arquitecto de profesión y es cabeza de algunos negocios propios, situación que le permite manejar sus horarios y pasar la mayor parte del tiempo con su hijo.

Le gustaría rehacer su vida, aunque reconoce que a veces es complicado que una mujer se comprometa con alguien que ya tiene familia. “Más que un obstáculo es un filtro, no le entras a las relaciones con la misma confianza que si no tuvieras a nadie. Ahora tienes que pasar una lista de requisitos para ver si vale la pena salir con la persona o no”, señala.

Damm Iturbe confiesa que al quedarse solo con el pequeño Víctor le pasó por la cabeza que no necesitaría nunca más de una pareja para poder vivir en familia, sin embargo las cosas cambiaron. “Llegué a pensar que él y yo podríamos llegar a ser felices juntos toda la vida y que no iba a necesitar a nadie, pero me di cuenta de que no es posible, aunque reconozco que lo importante es buscar a una buena mujer que no necesariamente sea su mamá, pero sí va a tener que hacer en algún momento ese papel”.

Y por supuesto, llegaron algunas reacciones del niño cuando su mamá se fue. Al principio fue un tanto violento en su conducta escolar, luego hubo que someterlo a terapias sicológicas, ya que el pequeño Víctor no sabía que mantenía sentimientos encontrados con su mamá. “Ahora mi hijo no tiene ningún problema con sus compañeros, afortunadamente”, refirió.

“Mi ex lo ve cada 15 días y la abuelita materna dos veces a la semana. Mi hermana nos apoya, también mi mamá, o sea, no es que siempre se la pase viendo futbol conmigo”.

De lo que sí está seguro es que ama a su hijo y se siente con el derecho de rehacer su vida en cualquier momento. Asegura que puede vivir muchos años más al lado de su pequeño hasta que se convierta en un hombre. “Somos como un equipo. Creo que sí ayuda mucho que Víctor sea hombre, porque hay cierta complicidad en muchas cosas, afines a gustos porque creo que con una mujer me las estaría viendo negras. No me veo peinando una niña o escogiendo ropa de niña, creo que esto sí facilita mucho mi situación”, dijo sonriendo.

 

DISEÑADOR GRÁFICO

“PODEMOS HACER DE COMER, LAVAR, PLANCHAR, AUNQUE NOS DIGAN MANDILONES”

Miguel Ángel Soria tiene 49 años. Y a más de 20 años de distancia aún recuerda cómo su exmujer le cedió toda la responsabilidad. “Me lo entregó después de un proceso de peleas, cuando tenía dos años y medio, en un Vips, con una maleta, y aquí está tu hijo, vive la vida y haz lo que quieras prácticamente con él”.

Así recuerda ese crudo episodio quien es diseñador gráfico. Cree que en lugar de pensar que su hijo Axel (ahora con 24 años) ha sido una carga en la vida, al contrario, es una ventaja que le ha permitido llevarlo por el camino del bien, apoyado por sus padres, sin descuidar el crecimiento de su hijo.

Actualmente y desde hace 12 años, Miguel Ángel y Axel viven con Evelyn. Ella es pareja del papá y quien ha cubierto la figura materna. No obstante, Miguel Ángel sostiene que en un principio no fue fácil presentarla como su novia, pues “más bien para Axel fue contradictorio y difícil enterarse de que su mamá tuviera una hija con quien vive, y en cambio a él no lo quiso a su lado; yo creo que sí le pesó bastante”.

Soria Hernández fue claro en el sentido de por qué comenzó a resquebrajarse la relación con quien fuera su esposa, argumentando que quizá el hecho de haberse casado tan joven pudo haber sido clave, además de que no buscaban los mismos objetivos.

“Creo que no había entendimiento conmigo, no fue sincera desde un principio y ella buscaba otro tipo de persona. En ese entonces yo era muy joven, empezando la carrera, emprendía una empresa y mi ex no entendía que mi oficio me absorbía bastante y ella demandaba tiempo. Creo que hubo alguna infidelidad y decidí, antes de hacernos más daño, cortar por lo sano”, explicó.

Cuando Axel era muy pequeño, Miguel Ángel se tenía que partir en dos para trabajar, mantener la casa en orden y atender a su hijo; ir a la escuela y representar a papá y mamá le generaban a Miguel sentimientos extraños. “Tenía que acudir a los eventos del Día de la Madre en la escuela con mi mamá, su abuela, y el Día del Padre pues siempre me ha acompañado, además de festejarlo con mi padre, quien afortunadamente todavía vive”.

Las labores domésticas tampoco han sido un inconveniente. Miguel Ángel se transformó en una persona que él mismo desconocía, al considerar que “habemos padres solteros que podemos hacer muchas cosas, aunque nos digan mandilones. Nos hemos adecuado muchísimo a hacer de comer, lavar, planchar, eso no significa que te conviertas en un hombre mandilón, esto es una aportación a la nueva sociedad que estamos viviendo”.

Y también llegó a platicar con nosotros el propio Axel, quien ve a su papá como un héroe que lo ha sabido guiar por los caminos complicados de la vida infantil y adulta. Haciendo una breve remembranza, dice que le costaba trabajo entender que su mamá no estaba cerca: “Era complicado ver a todos mis amiguitos con su familia perfecta, con mamá, papá, hermanitos y todos juntos y felices. Me preguntaba dónde está mi mamá, pero siempre he pensado que por algo pasan las cosas”.

 

SERVIDOR PÚBLICO

“NO HAY NADA MEJOR QUE DESPERTARSE CON ELLOS”

El caso de Francisco Luna, de 37 años, es visto por él mismo como afortunado. Tiene dos hijos: Karol, de 7, y Paco, de 9 años. “Yo lo he dicho toda la vida: el primer día más feliz de mi vida fue cuando nació mi hijo y el segundo más feliz cuando nació mi hija. Me transformé por completo en otra persona, fue mi realización como ser humano”.

Verlos crecer, atenderlos desde las mañanas, hacerles el desayuno, peinar de colita a la niña es una satisfacción que no cambia por nada. “No es una condición machista, pero creo que el hombre tiene diseñadas sus estrategias y formas de ser para determinadas situaciones, y la mujer también, pero cuando uno juega los dos roles es muy difícil, porque simplemente meterte a la cocina y tratar de hacerles una sopa de fideo nunca va a ser igual que la de mamá”, reconoce.

Pero así como dicen que los hijos son bendiciones, de la misma manera Paco, como servidor público, ve la llegada y permanencia de sus pequeños con él, ya que las condiciones en su vida personal y laboral le representaron dividendos que nunca imaginó.

“Laboralmente me ha ido bien, en contraste, nos hemos alejado un poco porque tienen que estar en una escuela de tiempo completo, cosa que me ayuda, porque salen a las 4 de la tarde. Y aunque parezca raro, traer el mote de papá soltero con las chavas te sube el bono mil por ciento, no sé por qué, pero un papá soltero es como raro”, platica entre carcajadas.

Lo importante es el amor

Las circunstancias le han hecho darse cuenta de que los hombres sí son capaces de ser papá y mamá a la vez. “Mi posición es que no es imprescindible la figura materna o paterna, lo importante es el amor que les des. Yo vengo de padres separados, de una madre soltera que pudo con los tres, y ahora yo puedo con mis dos hijos, entonces cuando la vida te pone para cumplir cualquiera de los dos roles hay que entrarle”.

Y profundiza diciendo que “todo lo que hace una mamá tradicional que es arroparlos, ayudarlos, mimarlos en la noche, aventarte a las cuatro de la mañana una calentura, lo hacen normalmente las mamás, porque el papá trabaja, y pues lo he hecho yo solo, y como asumí esos roles ellos no tuvieron problema”, dice Paco Luna Moreno.

Explica que sí fue adecuado llevar a sus hijos con un especialista para tratamiento especial por efectos secundarios con una siquiatra para realizarles estudios por trastornos de hiperactividad que afortunadamente salieron negativos.

Después de casi cinco años solos los tres, ahora han tenido cierto acercamiento con su mamá biológica. “Ahora su madre los ve más y convive con ellos, pero involucrarla ahora en un nuevo rol ha resultado difícil, pero nos hemos adaptado. Opino que no hay que tener miedo, no hay nada mejor que despertarse todos los días con los niños, sufrir sus cincos en la escuela, limpiarles las lágrimas cuando se queman en la estufa o cuando se caen de la bicicleta, no hay nada mejor que vivir eso con ellos”, finalizó.

 

Con información de Excélsior