El invierno no es tan malo para la salud. Claro, es cuando se acercan las festividades decembrinas y comemos de todo sin control, algo que nos hace subir de peso y llegar a la primavera con unos cuantos kilitos extras. Sin embargo, según la ciencia esto no debería de pasar, ya que al estar expuestos al frío, nuestro organismo quema calorías extra lo que deriva en una pérdida de peso.
Un estudio realizado por la Universidad de Ginebra en Suiza, reveló que la flora intestinal tiene un rol vital en la adaptabilidad a las condiciones ambientales y en ese sentido, la exposición prolongada al frío mejora la salud metabólica y hace frente a la obesidad, algo que podría servir para crear tratamientos a favor de la pérdida de peso.
Mirko Trajkovski, autor principal del estudio, reveló que las evidencias recaudadas en este estudio demuestran que la flora intestinal, al regular el equilibrio energético, juega un papel fundamental en nuestra habilidad para adaptarnos a las condiciones ambientales. Por tanto, actuar directamente sobre la flora podría ser una prometedora opción para prevenir la obesidad y sus trastornos metabólicos asociados.
En la primera fase del estudio se observaron los cambios en la flora intestinal (bacterias del intestino) de ratones expuestos a bajas temperaturas durante más de 10 días. Así, pudieron ver que se produjo un cambio en la flora intestinal que evitó que los ratones ganaran peso.