Refiere la frase popular que la traición de un hacha a un árbol está en el mango que la sostiene. Y es que por cada uno derribado en México se pierde no sólo el recurso forestal, sino un ‘cilindro de agua’; por ello, Eduardo Cota, director de Conservación de Pronatura México AC, expuso en el Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM por qué vale menos un árbol talado.
“De pie, un árbol no sólo brinda servicios ambientales, como producción de oxígeno, control de erosión, proteínas, flores y frutos, sino la recarga de acuíferos, regulación climática y protección de suelos”.
En el seminario Buscando la sustentabilidad hídrica en México, realizado en el auditorio Tlayolotl del IGf, señaló que el suelo forestal permite la recarga de los acuíferos porque cada árbol es un ‘cilindro líquido’. “Cada centímetro de suelo forestal desaparecido tarda aproximadamente un siglo en recuperarse”.
La relación entre los bosques y el agua es estrecha y lo es a su vez ese recurso hídrico como indicador de bienestar social, y México es un país de cuencas sobrexplotadas, subrayó.
“El territorio nacional padece estrés hídrico, aunado a una distribución asimétrica del líquido; estados como Tabasco y Chiapas cuentan con mucha más cantidad por habitante que los residentes en el norte del país”.
El 80 por ciento de los bosques están en manos de particulares, pequeños propietarios, ciudadanos o comunidades (en promedio cada familia o núcleo tutela cuatro hectáreas) que hacen un aprovechamiento forestal.
“La problemática de la deforestación se agudiza debido a la ‘transformación’ de los bosques en zonas ganaderas, y es que por lo menos se prorrogan 30 años para que sean restaurados, lo que influye directa e inmediatamente en la vida humana”, puntualizó.
El Programa Nacional de Reforestación y Cosecha de Agua, que se aplica sólo en zonas altamente deforestadas, realiza “el mayor esfuerzo global por recuperar bosques”, a través de un convenio entre Pronatura, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y una empresa transnacional, opinó Eduardo Cota.
La reforestación se ha realizado en todos los estados de la República (con excepción de Baja California), específicamente en 365 municipios y mil 39 comunidades, donde han intervenido 190 mil participantes.
“Se siembran árboles específicos de la zona, pero en su mayoría han sido pinos, encinos y mezquites. De 2008 a 2014 se han plantado 61 millones 684 mil 97, en otras palabras, 57 mil 565 hectáreas o un árbol cada cuatro segundos durante ese periodo”, precisó.
“El porcentaje de sobrevivencia alcanza el 65 por ciento, es decir, serán estos seres y no nosotros, los que verán el inicio de un nuevo siglo”, finalizó el egresado de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.