La resistencia de las bacterias a los antibióticos es motivo de alarma mundial. Sólo en Estados Unidos, donde se ha medido el problema, al año ocurren 23 mil decesos por esta causa.
Investigaciones científicas advierten que para 2050, a escala global, habrá 10 millones de defunciones; es decir, la humanidad regresará a la situación que prevalecía a mediados del siglo pasado, antes del descubrimiento de los antimicrobianos, afirmó Alfredo Ponce de León, jefe del Laboratorio de Microbiología Clínica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).
En México se han realizado investigaciones en algunos hospitales, con base en las cuales los expertos saben que ante patógenos como Escherichia coli (E. coli), Kleibsiella pneumoniae, Pseudomona aeruginosa y Acinetobacter baumanii se requiere utilizar medicamentos específicos, pues una infección no atendida con prontitud y la mayor precisión posible puede llevar al paciente a la muerte.
Reto complicado
El reto que enfrentan los médicos es que para bacterias de este tipo hay pocos antibióticos disponibles y cada vez son menos, pues a diferencia de enfermedades como el cáncer, donde cada nuevo fármaco tiene un mecanismo de acción innovador, para las bacterias ya no existen blancos terapéuticos que puedan atacarse con antibióticos.
En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó a los países desarrollar estrategias para el buen manejo de los antibióticos. El especialista señaló que este es un problema grave hasta en los hospitales, donde entre 30 y 50 por ciento del uso de estas medicinas es innecesario e inapropiado, lo que aumenta la resistencia de las bacterias.
Se trata de un reto complicado por varios factores, entre ellos que las bacterias crecen y se reproducen cada 15 minutos, y sobre todo el uso indiscriminado de antibióticos. En México estos medicamentos ocupan el segundo lugar de las ventas en farmacias, advirtió.
La solución de este problema requiere de la voluntad de diversas áreas en los nosocomios y la convicción de los administradores para, por ejemplo, dejar de usar determinados productos con altas probabilidades de no ser eficientes en el control de infecciones, y sustituirlos por otros más potentes de acuerdo con la evidencia científica.
E. coli resiste 6 tipos de fármacos
Ponce de León comentó un estudio realizado en el INCMNSZ, según el cual la E. coli –presente en la mayoría de las infecciones abdominales– es resistente a seis tipos de antibióticos en una proporción que va de 35 a 60 por ciento, por lo que deben sustituirse por alguna de otras cinco opciones disponibles.
Una decisión de este tipo sólo es posible tomarla con base en evidencia científica. En el caso del INCMNSZ, existe un programa de control, gestión y uso de antibióticos. El experto comentó que con base en estudios de cultivo de bacterias en hospitalizados durante seis meses, se identifican los gérmenes presentes y se determina el tipo de antibiótico a utilizar.
Los médicos tienen la obligación de justificar sus prescripciones, con lo que se logra el mayor beneficio posible para los enfermos. Ponce de León resaltó que cada hospital debe diseñar su propia estrategia con base en el lugar donde se encuentra, el tipo de enfermedades y pacientes que recibe. No es posible elaborar una guía que funcione para todos, puntualizó.
Fuente: La Jornada