Algunos “Pueblos Mágicos” modificaron sus costumbres para atender al turismo

Para algunos, alcanzar el título de Pueblo Mágico provocó un incremento en el número de visitantes a su municipio, pero para otros representó un cambio radical en sus costumbres, como ha sido el caso de Capulálpam de Méndez, un municipio serrano con tan sólo mil 545 habitantes de origen zapoteco que hasta el viernes pasado era el único pueblo mágico con el que contaba Oaxaca.

Nombrado Pueblo Mágico desde 2007, Capulálpam de Méndez dejó de ser un municipio netamente agrícola para incursionar en el turismo, particularmente en el ecoturismo, y el reto más difícil que han enfrentado sus pobladores es “aprender a tratar a los turistas, porque al principio había mucho recelo y aunque ahorita ya no se da tanto tenemos que concientizar más a la gente para tratarlos con calidad y calidez”, indicó Felipe Ramírez Domínguez, presidente de ese municipio que se ubica en la sierra norte de Oaxaca.

De no recibir casi ningún visitante antes, ahora a Capulálpam de Méndez llegan un promedio de mil visitantes por mes, de los cuales 80 por ciento son de origen nacional y pueden pernoctar 90 personas por noche. “El gobierno estatal nos empezó a concientizar de que ya teníamos que cambiar en nuestra forma de pensar”, refirió Felipe Ramírez y el turismo les deja ahora una derrama de 8 millones de pesos por año y el beneficio se extendió a nivel regional porque se creó una red de ecoturismo con 13 comunidades.

En Valladolid, Mérida, que ganó el título en 2012, 10 mil personas de sus 74 mil habitantes ya se dedican al turismo y las pernoctas de turistas crecieron 40 por ciento en el último bienio. “Hay un boom en el turismo y tan sólo este año abrieron 5 hoteles”, dijo Erika Beutelspacher, directora de Turismo de Valladolid.

Con el programa de Pueblos Mágicos, aquellos municipios que ganan el título han obtenido recursos federales y estatales para desarrollar y mejorar sus servicios turísticos, pero en este sexenio se inició una restructuración del mismo que incluye una evaluación a los 83 municipios que ganaron tal distinción en los sexenios panistas y que están obligados a cumplir nuevos lineamientos.

Uno de los que les ha acarreado más dificultades, según comentaron representantes de distintos pueblos mágicos, se refiere a la regulación en materia de protección civil, porque es distinta en cada estado y municipio, pero también tienen problemas de hospedaje suficiente y de calidad, carencia de señalética y en seguridad pública.

MÁS PUEBLOS, MISMO PRESUPUESTO

Más de 3 mil millones de pesos se ha invertido en el programa Pueblos Mágicos desde 2001 a la fecha y, en promedio, cada Pueblo Mágico ha recibido 7.4 millones de pesos por cada peso invertido se genera una derrama de 20 millones de pesos, de acuerdo con la Secretaría de Turismo (Sectur).

En 2015, el presupuesto para Pueblos Mágicos y destinos prioritarios en conjunto ascendió a 500 millones de pesos y para 2016 será de 400 millones pero sólo para Pueblos Mágicos “así que prácticamente es igual”, señaló Carlos Joaquín González, subsecretario de Innovación y desarrollo turístico de la dependencia.

La diferencia es que los Pueblos Mágicos sumaban 83 hasta el viernes y subieron a 111 para los que habrá que distribuir el mismo presupuesto de 400 millones de pesos, además de los que eventualmente sean nombrados en 2016. Si los recursos se repartieran entre todos los pueblos nombrados habría una reducción anual de 33 por ciento porque de 4.8 millones en promedio para cada uno de los 83 pueblos bajaría a 3.6 millones para los 111 actuales.

Sin embargo, el subsecretario aclaró: “no necesariamente se invierte en todos los Pueblos Mágicos, sino en los que presentan proyectos y son aprobados de acuerdo con su calidad y para generar mayor número de visitantes y los que van avanzando en su infraestructura. En promedio hay proyectos de 7 u 8 millones de pesos y otros de sólo 2 o 3 millones”.

TODO POR NO PERDER LA MARCA, HASTA CONSULTORÍAS

Para no perder la “marca” de Pueblo Mágico, como la llamó el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, porque desde que la consiguieron han duplicado o triplicado el número de visitantes y la derrama económica a sus comunidades, los municipios que la detentan se esmeran en mejorar sus servicios.

Algunos pueblos han contratado hasta consultorías, como es el caso de El Fuerte, Sinaloa, que desde 2009 es Pueblo Mágico, afectado por la violencia que se desató el sexenio pasado en Chihuahua “porque somos puerta para las Barrancas del Cobre, aunque ya se normalizó y tenemos 10 mil visitantes extranjeros y el doble de nacionales por temporadas o días festivos”, dijo César Echegaray, director de turismo de ese municipio.

Con el título, Mineral de Angangueo, Michoacán, una de las comunidades donde llega la mariposa Monarca, triplicó sus visitantes y recursos porque registra una derrama económica de 120 millones de pesos que cada año deja medio millón de turistas, de los cuales 20 por ciento provienen de 50 países, cuando antes de 2012, cuando obtuvo el título, sólo recibía 150 mil, aseguró Benigno Salazar Martínez, presidente del comité Pueblo Mágico de ese municipio.

En Parras de la Fuente, Coahuila, que obtuvo el nombramiento en 2004, los cuartos de hotel se incrementaron de 180 a 575 y el número de visitantes subió de 50 mil a 150 mil visitantes, señaló Olga Lara, directora de turismo municipal.

En Tepotzotlán, estado de México, pueblo mágico desde 2002 y que desde entonces ha recibido 112 millones de pesos de recursos públicos, casi la mitad de sus 100 mil habitantes están involucrados en actividades turísticas y los visitantes se incrementaron en 27 por ciento en una década, dijo el chef Luis Hernández, jefe de turismo en ese municipio, quien consideró que la Sectur tiene el gran reto de hacer cumplir los nuevos lineamientos y depurar el listado.