La Arquidiócesis Primada de México negó que el Papa Francisco “tenga alguna razón para regañar a los obispos mexicanos”, pues éstos han alentado a los feligreses para que no abandonen la fe católica y han resistido a la “expansión de las comunidades protestantes de tintes carismáticos y pentecostales, que se propagan sin freno en otros países, especialmente en Centroamérica”.
A 22 días del mensaje que el Pontífice dirigió a los ministros de la iglesia católica en la Catedral Metropolitana -el pasado 13 de febrero-, la Arquidiócesis apuntó que los medios de información destacaron su frase “pelear como hombres”, pero a lo que aludió fue a los riesgos que afrontan los obispos ante el secularismo: opacidad, adormecimiento, triunfalismo estéril, distanciamiento, frialdad hacia el Evangelio”.
En el editorial del semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis apuntó que el Papa Francisco debe tener claro que la iglesia mexicana es “un caso atípico en la relación con otros países de América, (ya que) en el país el 81 por ciento de la población es católica y por esa sólida presencia se distingue de otros países del continente”.
Además desde los años 20 del siglo pasado, el catolicismo mexicano enfrenta “el desafío del secularismo tanto como fenómeno cultural como el que se desarrolla sistemática y violentamente en el terreno político, donde la ofensiva anticlerical y masónica ha sido despiadada”.
Sostuvo que el episcopado mexicano está unido y dispuesto a hacer frente a los retos que el Papa Francisco le ha impuesto. Destacó que los obispos – a diferencia de otras instituciones que han fallado en el cuidado y procuración del bien común- “han acompañado al pueblo sufriente y apaleado, haciendo una vida de entrega al prójimo y devuelven la esperanza en cada diócesis del país”.
Sin definir nombres, la Arquidiócesis Primada de México –que encabeza el cardenal Norberto Rivera Carrera- expuso que durante la visita del Papa “la mano de la discordia intentó poner acentos negativos, parcializando la visión de la iglesia y trató de influir en el discurso pontificio para conseguir un efecto contrario en el público al subrayar desafíos y tentaciones como males del episcopado”.
Consideró que “las palabras improvisadas del Papa Francisco del pasado 13 de febrero hacia los obispos fue resultado de “un mal consejo de alguien cercano a él”.
Fuente: La Jornada