En el Santuario del Santo Señor del Sepulcro es donde todo comenzó, y ahí es donde año con año, desde 1843, los lugareños de Iztapalapa acuden a pedir la bendición y el favor de la Iglesia católica para que la procesión, los cuadros bíblicos y el desarrollo de La Pasión de Cristo, fluya sin contratiempos.
Fue en este lugar, mejor conocido como el Santuario del Señor de la Cuevita, donde comenzó la historia que Carlos Monsiváis calificó como “el último, genuino, avasallador teatro de masas que queda en la República Mexicana”.
Hace 180 años hubo una epidemia de cólera que diezmó a la población de Iztapalapa, que entonces vivía en la ribera del Lago de Texcoco. Una vez superada la epidemia, los habitantes prometieron al Señor de la Cuevita, que cada año representarían La Pasión de Cristo.
Tuvieron que esperar algunos años para que la población se recuperara y hubiera actores suficientes para cumplir su promesa en aquel pueblo que contaba con ocho barrios originarios, y de donde en la actualidad provienen todos los actores participantes.
Como desde entonces el Cristo de Iztapalapa llega a su cita ante el Obispo, en este caso monseñor Jesús Antonio Lerma Nolasco, quien bendijo a los actores del cuadro principal encabezados este año por Daniel Agonizante que encarna a Jesús de Nazaret.
La jornada de este Jueves Santo estuvo pasada por lluvia hacia el anochecer, sin embargo, nada puede detener esta interpretación.
De acuerdo con el comité organizador cada que la lluvia azota el centro de Iztapalapa y cubre los escenarios “bíblicos”, se corta la energía eléctrica por razones de seguridad, pero los actores siguen su interpretación.
Por momentos así fue anoche. Mientras la procesión de Jueves Santo de las cofradías del Señor de la Cuevita (ajenos al Comité Organizador de La Pasión) ya realizaban su conmemoración en el Santuario, en las calles y plazas de Iztapalapa, aquella tradición seguía ininterrumpidamente más pese al viento, la lluvia y las dificultades técnicas.
Al cierre de esta edición en el Cerro de la Estrella, en medio de un lodazal se realizaban los cuadros de La Oración del Huerto, y la Aprehensión de Jesús.
Con información de Excélsior