Conoce la historia del impulsor de la legalización de la marihuana

Lejos de pertenecer a estereotipos que podrían asociarse a la defensa de la mariguana, el principal impulsor de la iniciativa para su uso recreativo es un abogado de 28 años y nieto de un ex presidente de la Suprema Corte de Justicia: Andrés Aguinaco Gómez Mont.

Junto a dos compañeros del ITAM, fabricó una estrategia legal para que desde el máximo tribunal se discutiera el tema, no con fines personales porque no es un consumidor de mariguana; su principal objetivo era poner en duda la política de droga del Estado mexicano.

Este joven creció en una prominente familia de abogados: su abuelo Vicente Aguinaco Alemán fue presidente de la Suprema Corte; su tío Fernando Gómez Mont fue secretario de Gobernación en el sexenio pasado y, su padre, Fabián Aguinaco Bravo, tiene el despacho especializado en amparos más importante del país.

En cuanto a mi familia me siento muy bendecido por tener a gente que me ha respaldado en toda mi carrera profesional”, manifestó.
En entrevista, desde Nueva York, donde cursa su segunda maestría en la Universidad de Columbia, Aguinaco Gómez Mont recuerda que hace justo tres años cuando aún estudiaba la licenciatura en Derecho en el ITAM se obsesionó con la idea de llevar hasta la Suprema Corte el tema de la legalización de la mariguana.

Con sus dos mejores amigos de la carrera, Paula Méndez y Moy Schwartzman, propuso crear una organización civil llamada Centro Estratégico de Impacto Social (CEIS) uno de los impulsores de la iniciativa ante la Corte.

Primero comenzaron a abordar casos sobre los derechos humanos de personas con alguna discapacidad, pero en 2012, cuando los homicidios se contaban por miles, decidió que los temas de drogas también serían el pilar de su fundación.

Pau, Moy y Andrés platicaron sobre cuál sería su estrategia. Estuvieron de acuerdo desde un principio que no se irían por la vía legal más sencilla, que era sembrar mariguana en algún cliente y luego ya que lo apresaran tratar de defender su derecho humano a consumir la droga.

No teníamos al quejoso con el que la sociedad iba a sentir empatía. Los mexicanos en general, como las amas de casa, no sienten empatía por el hippie que está fumando mariguana, por ejemplo”, asegura.

Encuentro

Así que de pronto, en una conferencia, escuchó hablar a Juan Francisco Torres Landa sobre las reformas que se requerían en política de drogas en el país. Este orador era uno de los principales socios de un prestigioso despacho de abogados y parte del consejo consultivo de la asociación México Unido Contra la Delincuencia (MUCD).

Cuando lo conocí en la conferencia pensé que tenían que acercarme a él, porque era mi cliente ideal, esa persona que podría causar admiración: un buen ciudadano, católico, padre de familia, magnífico profesionista. Sabía que si lográbamos representarlo en el proyecto que ya teníamos, esto iba a llegar a todos lados, porque no iba a causar algún rechazo en la sociedad cuando este señor nos dijera, que a pesar de ser un ciudadano modelo, a veces también quiere fumar mariguana”.

Aunque Torres Landa tampoco es un consumidor de mariguana, después de consultarlo con los otros miembros de México Unido Contra la Delincuencia, les pareció una estrategia genial para echar a andar la discusión sobre la legalización de las drogas que tanto se necesitaba en México.

Nosotros no le prometimos ganar. Le prometimos generar una discusión a nivel federal de derechos humanos y le dijimos que cualquier otra cosa adicional, ya era una victoria”, dice Andrés.

El primer paso para comenzar esta estrategia era constituir ante un notario público un club canábico de ocho integrantes como los que ya existen en España y en Uruguay, llamado SMART: Sociedad Mexicana de Autoconsumo Responsable y Tolerante, AC, y ahí nació debate para el consumo recreativo de la mariguana.

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